El pez de la Tierra

Manuel A. Hermann Lejarazu

En numerosos relatos, que llegaron a recopilarse en textos desde mediados del siglo XVI, sobresalen los dedicados a la “creación y principio del mundo”, en los que los dioses tuvieron un papel protagónico para dar origen a la vida. Según la Historia de los mexicanos por sus pinturas, las deidades “…hicieron el agua y en ella criaron a un peje grande que se dice çipaqcli, que es como caimán, y deste peje hicieron la tierra, como se dirá” (Mitos e historias…, 2002, pp. 28-29). Más adelante el mismo texto señala: “Después, estando todos cuatro dioses juntos, hicieron del peje çipacuacli la tierra, a la cual dijeron Tlaltectli, y píntanlo como dios de la tierra tendido sobre un pescado, por averse hecho dél” (Mitos e historias..., 2002, pp. 28 y 31).

Aunque pareciera haber una contradicción entre la descripción y el nombre del animal (un pez que es como caimán), indudablemente es una referencia al gran ser acuático que los dioses escogieron para conformar la Tierra, por lo que se trata de una creatura mítica que lleva el nombre náhuatl del pez sierra, pero que, al mismo tiempo, remite al cipactli como el lagarto o cocodrilo primordial. Es interesante que, en el Códice Florentino, Sahagún y sus informantes distinguen claramente a los lagartos o caimanes del llamado acipaquitli o acipactli. Es decir, a los primeros se les nombra como acuetzpalin, mientras que el acipaquitli es un animal marino: “que es grande, y largo y grueso, tiene pies y manos, y grandes uñas, y alas, y cola larga, y llena de gajos como un ramo de árbol, hiere con la cola y mata, y corta con ella lo que quiere, come peces y trágalos vivos, y aún personas traga desmenuza con los dientes, tiene la cara y dientes como de persona” (Códice Florentino, lib. XI, cap. 4, f. 70r).

Más curiosa aún es la estampa o imagen que colocaron los pintores para ilustrar al animal marino reseñado, pues se trata indudablemente de la figura de un pez sierra que obviamente carece de “pies, manos, uñas y alas”, por lo que dicha descripción no concuerda con su pintura. Por otro lado, en la misma obra, Sahagún refiere al primer signo del día como: “El primer caracter se llama cipactli, que quiere decir, un ‘espadarte’ [pez espada o pez sierra], que es pez que vive en el mar…” (Códice Florentino, lib. IV, cap. 1, f. 1v).

Imagen: Pez serpentino que habitó en las aguas primordiales, creado por los dioses para formar la Tierra. Códice Vaticano B, lám. 26. Digitalización: Manuel Hermann, Tomado de la edición facsimilar del Códice Vaticano B, UNAM/Universidad de Varsovia, 2020.

 

Manuel A. Hermann Lejarazu. Doctor en estudios mesoamericanos por la UNAM. Investigador en el Ciesas-D.F. Se especializa en el análisis de códices y documentos de la Mixteca, así como en historia prehispánica y colonial de la región. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Hermann Lejarazu, Manuel A., “Animales de la creación. El pez de la Tierra”,  Arqueología Mexicana, núm. 171, pp. 80-81.