Escudo de madera encontrado en Acapulco, Guerrero

En 1951 Ignacio Bernal dio a conocer una ofrenda en La Picuda Los Lirios, en Acapulco, Guerrero, en la que sobresale un escudo prehispánico de madera, que se encuentra en manos de un coleccionista de la ciudad de México. Gracias al apoyo del Departamento de Registro Arqueológico del INAH pude estudiarlo.

El escudo de madera, dos magníficas máscaras con mosaico –según el Dr. Ignacio Bernal, similares a la máscara que encontró en la Tumba 6 en Coixtlahuaca, Oaxaca–, cascabeles de cobre, conchas y cuentas fueron saqueados por “buscadores de tesoros”. Estos objetos alertaron al Dr. Bernal sobre la importancia del hallazgo, por lo cual decidió investigar su procedencia. La ofrenda se encontraba debajo de La Picuda de los Lirios –enorme roca granítica terminada artificialmente en punta–, en donde se ven varias oquedades formadas por grandes piedras que semejan una cueva. La ofrenda se depositó casi en la superficie, entre bloques de piedra y tierra. Los objetos recobrados en contexto arqueológico por el Dr. Ignacio Bernal son: tres puntas de pedernal, que pudieron haber sido cuchillos de sacrificio; fragmentos de máscaras de madera con restos de mosaico, plaquitas de turquesa y jade; cuentas de concha rosa y otras de piedra; tres conchas Spondylus con perforaciones asociadas a un gran caracol que tiene cuatro perforaciones, que posiblemente formaban un collar; una placa de pirita, una de jade y otra de obsidiana; conchas y plaquitas cuadrangulares de concha rosa, todas ellas posiblemente parte de un mosaico colocado sobre una piedra redonda y plana, que según Bernal parece un tezcacuitlapilli; cascabeles de “cobre”, y restos cerámicos. Bernal señala que la cerámica corresponde al periodo Tardío propuesto por Gordon Ekholm para Tambuco en Acapulco, que abarca del Clásico al Posclásico Temprano.

 

EL ESCUDO

El escudo es de madera y circular. Mide 38 cm de diámetro y 6 mm de espesor y tiene 15 orificios en la orilla, de los que posiblemente colgaban plumas, y dos en la parte central. En el dorso del escudo se ven dos agarraderas que son parte de la misma pieza de madera, las cuales miden 23 cm de largo y 0.8 cm de altura y están separadas entre sí por 9 cm.

En la parte frontal del escudo es posible observar las líneas en negro del diseño original, así como las correcciones del artista, especialmente en los círculos. Una vez delineado el diseño se extrajeron secciones de la madera para darle relieve. Las secciones en relieve tienen pintura roja y amarilla, y las que están en bajorrelieve fueron cubiertas con una pasta o resina. Al compararlo con escudos similares localizados en otras partes de Mesoamérica, se puede sugerir que el escudo está cubierto por un mosaico; como ya se señaló, en las exploraciones de Bernal se encontraron plaquitas cuadrangulares de conchas rosa, turquesa y jade.

En el escudo se ve un personaje con un disco solar, de cuyos pies y manos se desprenden cuchillos y de los brazos, quizá flamas o plumas. En dos lados del disco solar aparecen dos formas trapezoidales que –como me ha hecho notar el Dr. Alfredo López Austin–, pueden ser una representación simbólica de que el personaje porta un caparazón de tortuga. El personaje, de perfil, tiene un ojo semicerrado, en la boca se señalan sus dientes puntiagudos, en la mejilla se marcó una línea semicircular y sobre la nariz se colocó una banda de pintura negra. Lleva una orejera muy adornada y un peinado que se ha asociado con los guerreros.

La parte superior del peinado es al mismo tiempo parte del tocado, representado por la cabeza en perfil de un ave, posiblemente un perico o una guacamaya. El personaje porta un pectoral con un círculo rojo al centro y un máxtlatl trapezoidal del que se desprenden dos secciones semicirculares. Este tipo de máxtlatl es similar a los que portan los yahuis en los códices. En las orillas del máxtlatl hay dos círculos, uno en cada lado. En la parte superior, el brazo derecho puede ser al mismo tiempo el perfil de la cabeza de un ave con plumas o flamas, tal vez una xiuhcóatl. Asociados al brazo izquierdo hay dos círculos que posiblemente sean un numeral.

El Dr. Bernal sugiere que el máxtlatl es de estilo mixteco, la rodela un símbolo solar, “tonalo”, y que la imagen del escudo es similar al personaje ilustrado en la lám. 12 del Códice Nuttall, que porta un caparazón de tortuga. En el sitio de Palma Sola, en Acapulco, hay una roca con la representación en perfil de una tortuga y al centro un disco similar al que porta el del Códice Nuttall. Los personajes identificados como yahuis en la iconografía mixteca-poblana pueden ser zoomorfos o antropomorfos; portan un caparazón de tortuga y pueden presentar un yelmo de serpiente de fuego y muchas veces cuchillos de sacrificio. Alfonso Caso lo ha bautizado como “el sacrificador-tortuga-xiuhcóatl”. Los yahuis pueden aparecer asociados a escenas de sacrificio, a figuras que descienden del cielo o introduciéndose en cuevas. Hay también sacerdotes, dignatarios y personajes en trance chámanico que portan atributos de yahui. Para algunos autores, como Manuel Hermann, cuando un personaje esta vestido de yaha yahui, “parece señalar el nombre o apelativo de una especie de mago o chamán cuya práctica principal es nahualística”. Las fuentes históricas sobre Acapulco, entre ellas el Tratado… de Ruiz de Alarcón, señalan la existencia de una fuerte tradición nahualística en el área. Además, para el siglo xvi, Nahuala, “lugar de nahuales”, era el nombre de un pueblo, de una laguna y de los llanos que la rodeaban. Desde La Picuda de Los Lirios, de donde posiblemente proviene la ofrenda estudiada, se ven los llanos y la laguna de Nahuala, conocida también como Tres Palos.

El estilo de la imagen del escudo de Acapulco es similar a la de los códices mixteco-poblanos. Los atributos descritos sugieren que se trata de un personaje solar, portando atributos de yahui que se han asociado al sacrificio y a los poderes sobrenaturales.

Martha Cabrera

 

Tomado de Martha Cabrera, “Escudo de Acapulco, Guerrero”, Arqueología Mexicana núm. 90, p. 14.

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