Festividades y los tamales

Atamalcualiztli

“Comida de tamales de agua”. Fiesta a honra de Tláloc que se celebraba cada ocho años, en el mes de quecholli o en el de tepeíhuitl.

 

Atamalcualo

“Es comido el tamal de agua”. Ayuno en el que se comía hasta medianoche, durante dos días, y únicamente tamales hechos de maíz y agua.

 

Molpalolo

“Son gustadas las viandas compuestas”. Comida que se hacía al terminar la fiesta de atamalcualiztli. Durante dicha fiesta sólo se podían comer tamales preparados con agua.

 

Hueitecuhílhuitl

“A la hora del comer, que era el mediodía, sentábanse otra vez ordenadamente. Los niños y niñas con sus padres y madres se sentaban. Sentada la gente, los que habían de dar la comida ataban sus mantas a la cinta, según lo demanda la disposición de aquel exercicio. Ataban los cabellos con una espadaña, a manera de guirnalda, porque no se les posiesen delante los ojos. Cuando sirvían, luego tomaban tamales a almantadas, y comenzaban desde los principios de las rencles a dar tamales, y daban a cada uno todos los tamales que pudían tomar con una mano. Daban tamales de muchas maneras: unos llamaban tenextamalli; otros xocotamalli; otros miahuatamalli; otros yacacoltamalli; otros necuhtamalli; otros yacacollaoyo; otros exococolotlaoyo. Los que servían tenían cuidado los niños y niñas en especial; y algunos de los servidores a sus amigos y parientes daban más tamales. Nadie tomaba dos veces; y si alguno se atrevía a tomar dos veces, dábanle de azotes con una espadaña torcidas, y tomábanle lo que había tomado y lo que le habían dado. Algunos de los que estaban a la postre no les alcanzaban nada. Por tanto, porfiaban de ponerse en buen lugar para que luego les diesen. Los que se quedaban sin nada lloraban y acuitábanse por no haber podido tomar nada, diciendo: ‘De balde hemos venido acá, que no nos han dado nada’. Íbanse hacia los corrillos donde estaban comiendo, por ver si los darían algo, y no se querían apartar de allí, aunque les daban de verdescazos. Entremetíanse entre los otros, escolándose.

Ocho días duraba este convite que hacía el señor de los pobres, porque cada año en este tiempo hay falta de mantenimientos y hay fatiga de hambre. En este tiempo solían murir muchos de hambre” (fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España, lib. II, cap. XXVII).

 

Huauhquiltamalcualiztli

“Toda la gente y en todas las casas se hacían estos tamales, y convidaban unos a otros con ellos. A porfía trabaxaban cual por cual haría primeros estos tamales. Y la que primero los hacía, iba luego a convidar con ellos a sus vecinos para mostrar su mayor diligencia y su mayor urbanidad. La vianda que se comía con estos tamales eran unos camarones que ellos llaman acocilti, hechos con un caldo que ellos llaman chamulmulli. Todos comían en sus casas esta comida, muy caliente y tras el fuego. Y las camisillas de maíz con que estaban revueltos los tamales, cuando se las quitaban para comerlos no las echaban en el fuego, sino juntábanlas para echarlas en el agua.

En acabando de comer esta comida, luego bebían pulcre los viejos del barrios en la casa del calpulco donde estaba la estatua, y llamaban esta bebida texcalcehuía. Bebían y cantaban delante la imagen de Xiuhtecuhtli hasta la noche.

Esta es la relación de la fiesta que llamaban huauhquiltamalcualiztli” (fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España, lib. II, cap. XXXVII).

 

Tomado de “El tamal entre los mexicas”, Arqueología Mexicana  Especial 76, pp. 30-39.