Fray Diego de Chávez y el convento de Yuriria

Antonio Rubial García, Martín Olmedo Muñoz

Es probable que con la construcción de la laguna y el convento de Yuriria, los agustinos buscaran crear un espacio simbólico-litúrgico dentro y fuera del edificio para el control y desempeño de las diligencias religiosas y económicas de la comunidad.

 

Entre las principales obras arquitectónicas e hidráulicas realizadas en el siglo XVI en la Nueva España, resaltan por su grandeza el convento y la laguna construidos en Yuririapúndaro, Guanajuato, lugar cuya etimología quiere decir “laguna de sangre”. Durante la época prehispánica la región se encontraba situada entre los territorios chichimeca y tarasco. Después de 1521 los gobernadores de este segundo grupo llegaron a controlar el lugar junto con esporádicos aliados otomíes. A partir de 1528, una vez consolidada la conquista de Michoacán, se creó la encomienda de Yuriria, que fue cedida al conquistador Juan de Tovar. La vecina Acámbaro, asignada a Gonzalo Riobó de Sotomayor y evangelizada por los franciscanos, formaba con Yuriria y el presidio o fortaleza de Celaya la denominada provincia de Celaya. Alrededor de 1545, cuando el pueblo pasó a manos de la corona, se fundó un corregimiento en Yuriria, pero en 1571 éste fue absorbido por la alcaldía mayor fundada en el presidio de Celaya.

Como consecuencia de los asentamientos españoles, la región se convirtió en zona de guerra debido a los continuos enfrentamientos con los grupos chichimecas que habitaban del otro lado del río Lerma. Para consolidar la ocupación o “pacificación” de la zona, llegaron los agustinos en 1550, durante uno de los periodos en que fray Alonso de la Veracruz ocupó el provincialato de la orden. Este religioso estaba interesado en afianzar la presencia agustina en una región dominada por las fundaciones franciscanas. Fue así que promovió la creación de varios conventos de su orden tanto en la entrada de la tierra caliente como en la frontera chichimeca. Diego de Basalenque, cronista agustino del siglo XVII, menciona que el provincial De la Veracruz fue quien decidió colocar a fray Diego de Chávez en el pueblo, pues ya conocía sus métodos doctrinales y la ayuda que había prestado en la creación de Tiripetío, la primera fundación agustina en Michoacán.

Fray Diego de Chávez nació en Badajoz, España. Hijo de García de Alvarado y Teresa de Osma, llegó a México con sus tíos Pedro y Jorge de Alvarado. En 1535 profesó el hábito agustino en el convento de México como Diego de San Miguel. Tuvo de maestro de novicios a fray Juan de San Román, con quien comenzó las primeras fundaciones agustinas en el occidente del reino novohispano. El padre Chávez tuvo mucha influencia dentro de la orden en el siglo XVI, fue prior de los conventos de Tacámbaro, Tiripetío y Yuriria. Le ofrecieron el obispado de Puebla pero nunca accedió al cargo. En los últimos días de su vida aceptó el obispado de Michoacán. No obstante, no llegó a consagrarse, pues murió en Valladolid de camino a México el 14 de febrero de 1573.

 

Rubial García, Antonio, y Martín Olmedo Muñoz, “Fray Diego de Chávez y el convento de Yuriria”, Arqueología Mexicana, Núm. 92, pp. 70-75.

 

• Antonio Rubial García. Doctor en filosofía y letras por la Universidad de Sevilla y en historia por la UNAM. Se ha especializado en la historia social y cultural del virreinato. Autor de varios trabajos sobre los agustinos, la historia de la Iglesia novohispana y la religiosidad.

• Martín Olmedo Muñoz. Maestro en historia por la UNAM. Su especialidad es la historia cultural del siglo XVI. Actualmente prepara su proyecto de doctorado sobre la orden agustina novohispana en el siglo XVI.

 

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