Gusanos

Enrique Vela

Hay en esta tierra unos gusanos que en Castilla la Vieja se llaman carralexas, que se crían en las viñas. Llámanlas tlalxiquipilli. Son muy ponzoñosas acá. Matan cuando muerden. Hay unos gusanos en esta tierra que también los hay en España. Llámanse conyayáhual. En la lengua española no sé cómo se llaman. Algunos dellos son amarillos escuros; otros son colorados; otros son blanquecinos; otros son pardos escuros. Son larguillos como medio dedo, gruesos como una pluma de gallina de Castilla por lo más grueso. Tienen muchos pies. En topando con ellos, luego se enroscan y estánse quedos. No muerden ni hacen daño; pero si alguno los come o bebe, dizque matan. Usan dellos por medicina contra dolor de las muelas o dientes; pónenlos majados sobre la maxilla, y luego se quita el dolor.

Hay otros gusanos en esta tierra que se llaman tlalómitl, que quiere decir “hueso de la tierra”. Llámanlos ansí porque son blanquitos y duros, y relucen. Son pequeñuelos, y andan siempre debaxo de la tierra. Nunca se enroscan; siempre están derechos. No son ponzoñosos ni hacen mal. Los que no arman para el ato natural, cómenlos o bébenlos crudos. Dizque aprovechan para armar.

Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España, t. III, 2000, pp. 1051-1052 .

 

A los brugos que se crían en los cerezos o en los otros árboles llaman capolocuili, y también áhuatl. Estos hacen capullos en los árboles. Comen toda la verdura de los árboles, y vuélvense mariposas. No son de comer. Hay otros brugos que llaman ahuatecólotl. También se crían en los árboles. Unos son negros; otros, rosos. Son muy vellosos, y los pelos que tienen pican. Las picaduras doelen como picadura de alacrán. También se vuelven mariposas. Hay otros brugos que se llaman pázotl, que se crían entre los magueyes. Son grandes y vellosos.

Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España, t. III, 2000, pp. 1053-1054 .

Vela, Enrique (textos y selección), “Jumiles”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 86, pp. 48-49.