Ídolos en los murales

Renato González Mello

En memoria de Alfredo López Austin

Ídolos en los murales

Claramente satisfecho con los resultados de los murales de Palacio Nacional, Rivera decoró el Palacio de Cortés, en Cuernavaca, con una serie de escenas de la conquista. Por lo menos una de ellas, que representa la batalla por el Templo Mayor, recuerda un cuadro de un pintor de temas patrióticos estadunidenses: el alemán Emanuel Gottlieb Leutze.

The Storming of the Teocalli by Cortez and His Troops, de 1848, ilustra un pasaje de la historia de México de William H. Prescott, pero también se refiere de manera implícita a la invasión estadunidense a México iniciada el año anterior (Truettner, 1995). No es probable que Rivera haya conocido esa obra; pero sí es muy probable que con esa escena muy teatralizada haya querido expresar alguna resistencia a quien encargó y pagó por el mural en Cuernavaca: el embajador Dwight W. Morrow.

Es sabido que José Clemente Orozco y Diego Rivera tuvieron una fuerte rivalidad. Orozco estaba en Nueva York mientras Rivera decoraba el Palacio Nacional, pero se mantenía bien informado de lo que ocurría en México, y además hizo un breve viaje para ver a su familia en la segunda mitad de 1929.

En 1932, le fue encomendada la decoración de la biblioteca Baker del Dartmouth College en Hanover, New Hampshire. Apenas llegado a Estados Unidos había publicado un manifiesto rechazando la “copia servil” de las formas arqueológicas, pero en el Dartmouth College pintó una serie de murales que recreaban el origen, esplendor y caída de Teotihuacan y su gobernante, Quetzalcóatl. Se trata de Épica de la civilización americana, realizada entre 1932 y 1934.

La institución que invitó a Orozco era una universidad para las elites económicas de la Costa Este. Ahí había estudiado Nelson Rockefeller. También era una institución educativa liberal. Finalmente–algo que debió influir bastante en las decisiones de Orozco– en sus orígenes, en el siglo XVIII, había tenido parte en una tímida historia de evangelización de los pueblos originarios de la zona. Para recrear la ciudad de Teotihuacan, Orozco parece haberse apoyado en la traducción de algunos fragmentos de la Historia general de las cosas de Nueva España que hizo el profesor John Hubert Cornyn.

Imagen: José Clemente Orozco, The Epic of American Civilization: The Coming of Quetzalcoatl (panel 5), 1932-34, fresco. Foto: Hood Museum Of Art, Dartmouth: Commissioned By The Trustees Of Dartmouth College; P.934.13.5. © Herederos de José Clemente Orozco, 2022.

Renato González Mello. Doctor en historia del arte por la UNAM. Curador del Museo Carrillo Gil (1989-1992), Investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

González Mello, Renato, “Ídolos en los murales”, Arqueología Mexicana, Edición especial, núm. 105, pp. 13-39.