El significado de las lápidas arqueológicas de Tejupilco
La pareja de dioses preside el “pozo” o el umbral de entrada. A sus pies, frente a ellos, se prolonga una lengüeta boluda también hecha de estuco. Las esculturas representan a Tláloc y a Huixtocíhuatl. Tentativamente,
Tentativamente, este hallazgo se fechó entre 750 y 800 d.C. Sobre las lápidas, se cree que no fueron asentadas de manera simétrica, ya que una de ellas fue colocada “acostada” respecto a la otra. Este último aspecto deja abierta la posibilidad de que las lápidas, que aparecen además muy desgastadas a pesar de haber quedado protegidas durante más de mil años, debajo de espesas capas de estuco, puedan haber sido trasladadas a este sitio desde algún otro lugar.
El recorrido
En 2021 los que suscriben realizaron diversos recorridos y documentaron nueve lápidas con diseños similares, además de cuatro losas planas, es decir, sin grabados geométricos. La mayor parte está fuera de contexto y tenemos la certeza de que en el Recinto de las Esculturas, la lápida que está al costado de la escultura de Tláloc es la que fue dispuesta en la posición adecuada, de manera que la posición correcta de la T es invertida.
Con el cuidado que tuvieron los antiguos ixtapeños para modelar este recinto, sería raro que se hubiesen equivocado en la colocación de la lápida de uno de sus dioses principales. Este recinto refleja un ceremonial vinculado con las lluvias; las lápidas que flanquean la entrada al pozo semicircular, la presencia de Tláloc, de la diosa y la lengüeta de estuco representan la entrada al mundo subterráneo.
El umbral mítico que sirve de paso hacia el inframundo se remonta al Preclásico Medio (1200 a.C.). En los escenarios iconográficos olmecas las fauces-cueva tienen un sentido de umbral; el hocico abierto de un jaguar conforma la entrada. A veces, al frente de las fauces-cueva hay un personaje sentado en flor de loto, agarrando una cuerda; en otras ocasiones se ve a un personaje sentado en un taburete que carga en brazos a un ser humano pequeño.
Imagen: Lápidas de Tejupilco, estado de México. La lápida fotografiada por Wicke y Bullington no ha sido localizada y la de San Francisco los Nopales está boca abajo. Dibujos: Marco M. Vigato. Foto: Víctor Osorio Ogarrio.
Víctor Ángel Osorio Ogarrio. Estudió arqueología en la ENAH. Coordinador del museo y la zona arqueológica de San Miguel Ixtapan. Ha publicado estudios sobre la sal en la época prehispánica.
Marco M. Vigato. Presidente de la Asociación para la Investigación Arqueológica arx Proyect A.C. Licenciado por la Universidad de Bocconi de Milán y maestro por la Universidad de Harvard. Desde hace seis años realiza investigaciones arqueológicas en México.
Ángel Osorio Ogarrio, Víctor y Marco M. Vigato, “El significado de las lápidas arqueológicas de Tejupilco”, Arqueología Mexicana, núm. 175, pp. 72-77.