Jíkuli y bakánoa...
Usos medicinales
La etiología de las enfermedades rarámuri, el origen de sus posibles causas y medios de combatirlas, se enmarcan en un conjunto de representaciones y prácticas rituales en cuya base subyace la idea de alewá o “almas”, las cuales son los componentes anímicos que dan salud, fuerza y vigor a los rarámuri, y que fueron otorgadas por Onorúame, su deidad principal, tres a los varones y cuatro a las mujeres.
En ese sentido, el pensamiento rarámuri comparte un conjunto de características sobre la creencia en las almas vinculadas a la teoría animista (Durkheim, 1993; Descola, 2012), como la idea de la doble agencia que posibilita a las almas de las personas separarse del cuerpo y moverse.
Durante las salidas y viajes, las alewá son vulnerables y pueden ser raptadas por diferentes seres o entidades con la intención de causarles daño. Así, la ausencia prolongada o la falta de las alewá raptadas ocasionará la enfermedad (naurú) de una persona, pero si la pérdida es definitiva sobrevendrá la muerte (mukumea).
En el pensamiento rarámuri, las plantas, los animales y otros seres, incluidos los manantiales, también poseen alewá, las cuales, además, tienen una capacidad metamórfica que posibilita su transformación en otros seres.
Imagen: Ritual de bakánoa. Foto: Marco Vinicio Morales Muñoz.
Marco Vinicio Morales Muñoz. Doctor en antropología por el CIESAS. Investigador del Conacyt, dentro del Programa Cátedras Conacyt, y comisionado al INAH para realizar funciones en el posgrado en antropología social de la Escuela de Antropología e Historia del Norte de México.
Morales Muñoz, Marco Vinicio, “Jíkuli y bakánoa. Representaciones culturales rarámuri sobre las plantas curativas”, Arqueología Mexicana, núm. 175, pp. 58-63.