La tecnología hidráulica de las chinampas

Guillermo Acosta Ochoa et al.

Las chinampas no surgieron abruptamente durante el periodo Posclásico. En realidad son el legado de comunidades que han habitado el entorno lacustre desde hace mucho tiempo. Estudios recientes indican que, desde hace más de 6 000 años, las comunidades precerámicas del sur de la Cuenca de México habitaron de forma permanente antiguos islotes en el lago de Xochimilco, actualmente visibles como sutiles elevaciones, y en los cuales prepararon las superficies para su habitación con material lacustre, construyeron viviendas domésticas de planta cuadrada con materiales perecederos, y se alimentaron de recursos acuáticos que complementaron con plantas cultivadas como maíz, frijol y camote.

Durante el Preclásico, en sitios como Terremote Tlaltenco, hacia 1000 a.C., se observa que estas técnicas de construcción de espacios domésticos ganaron espacio al lago empleando, además, materiales pétreos como el basalto. En estos periodos tempranos no hay evidencia de un cultivo intensivo en los islotes.

Hasta el momento, las chinampas más tempranas en la Cuenca de México corresponden al Posclásico Temprano (900-1200 d.C.), localizadas en Xaltocan, Acatla y Ayotzingo; mientras que para el Posclásico Tardío (1350-1521 d.C.) las chinampas se amplían y se extienden por la mayor parte del sistema lacustre.

La aparición de estas chinampas tempranas está asociada a la aparición de la cerámica Azteca I –cuando Tula y Cholula estaban en su apogeo–, en un periodo de aumento de las lluvias en el Centro de México conocido como el “pluvial del Posclásico”. Sin embargo, el crecimiento extensivo del sistema chinampero coincide con la aparición de la Triple Alianza y la hegemonía política y económica de Tenochtitlan.

Imagen: Los sitios con chinampas arqueológicas (triángulos rojos) de la Cuenca de México y su asociación con las obras hidráulicas y los manantiales. Ilustración: Javier López Camacho / IIA-UNAM, Con datos de Pedro Armillas, Luis González Aparicio y Guillermo Acosta.

Guillermo Acosta Ochoa. Doctor en antropología por la unam, investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la unam, responsable del Laboratorio de Prehistoria. Sus investigacio-nes se centran en el estudio del poblamiento temprano de América y la agricultura precolombina.

Berenice Jiménez González. Maestra en antropología por la UNAM, investigadora de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH. Sus investigaciones se centran en el estudio de las comunidades lacustres del sur de la Cuenca de México.

Eduardo Corona-M. Doctor en paleontología por la Universidad de Madrid, profesor-investigador del Centro INAH Morelos. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Sus proyectos y publicaciones se relacionan con las interacciones humano-fauna en el Cuaternario y en particular con la domesticación animal en Mesoamérica.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Acosta Ochoa, Guillermo et al., “Chinampas arqueológicas. Historia de una tecnología hidráulica”, Arqueología Mexicana, núm. 184, pp. 24-31.