El Palacio Rojo
Destacan también las tres cabezas colosales que se encontraron en proceso de tallado. Tienen elementos que muestran diferentes etapas del tallado: el dorso plano, los lados martillados, el esbozo del rostro y del tocado. Dos conservan huellas de la escultura previa.
Y, por último, está el gran trono sl-20, que se encontraba en la etapa de reducción previa a su conversión en otra forma escultórica –como pudiera ser una cabeza colosal. Es factible que las obras terminadas iban a incorporarse a la macroescena de cabezas colosales que la autoridad estaba creando en la parte sur de la meseta.
Los gobernantes patrocinaron la producción especializada de escultura y así controlaron la distribución y el consumo de los productos. Utilizaron la escultura para crear alianzas políticas con miembros de la elite local, reforzando de esta manera la jerarquía vertical de poder.
No sabemos si las esculturas descubiertas en las comunidades alejadas salieron de San Lorenzo u otros talleres. No obstante, dado que estas comunidades se ubicaron en puntos estratégicos dentro de las rutas de comunicación y transporte, el privilegio de poseer escultura manifiesta su papel clave en el movimiento regional de bienes, alimentos y personas.
Imagen: Las cabezas colosales que aún no estaban terminadas. Fotos: Marco Antonio Pacheco, Rafael Doniz / Raíces.
Ann Cyphers. Doctora en historia por la UNAM. Investigadora en el Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM Especialista en el periodo Preclásico (Formativo) y, en particular, en la civilización olmeca.
Cyphers, Ann. “El Palacio Rojo”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 104, pp. 50-56.