Mari Carmen Serra Puche
Las excavaciones arqueológicas en las unidades habitacionales de Xochitécatl-Cacaxtla nos hablan de la vida cotidiana de sus habitantes. Artesanos, agricultores, pintores, cazadores y chinamperos, entre otros, proporcionaron día a día el sustento y permitieron su reproducción social, ideológica y biológica.
La vida cotidiana transcurre durante días, años y milenios en las unidades habitacionales, donde se reproduce la sociedad, lo que permite a sus miembros generar los recursos económicos, psicológicos y sociales necesarios para vivir. Son lugares donde las familias se definen y los valores culturales se transmiten mediante una variedad de actividades domésticas y rituales.
Las “casas” son flexibles, motivadoras e innovadoras como unidades sociales, que pueden intensificar su producción por iniciativa propia cuando las condiciones económicas lo permiten o lo requieren.
Entre los restos arqueológicos surge la voz de agricultores, chinamperos, recolectores, cazadores, constructores, artesanos. Una voz sencilla y sabia de mujeres y hombres que reiteraron su fidelidad a los dioses y su apego a las antiguas costumbres, desde hace más de 3 000 años.
Los objetos producidos por el hombre de antaño hablan de muchas formas de vida. Así, por medio de la excavación de las unidades habitacionales obtuvimos información tanto sobre la especialización como sobre actividades cotidianas, las relaciones del hombre con su entorno social y natural, la concepción del medio ambiente, sus recursos y su geografía. Intentamos explicar con ello los lazos que establecieron los habitantes de esa región con los de áreas cincunvecinas, por ejemplo con los valles de Morelos y Puebla, con la Cuenca de México, así como con regiones más lejanas: el Golfo de México, los Valles Centrales de Oaxaca e incluso la región olmeca.
Buscamos comprender la forma de vida de quienes habitaban el centro ceremonial y administrativo, la de aquellos individuos que con su trabajo hicieron posible el mantenimiento del sitio. Buscamos entender los grupos ubicados en una función particular y con una organización económica y social que permitió la construcción de una sociedad que, durante el Preclásico Medio y el Tardío (1200 a.C.-200 d.C.), inició con un centro ceremonial que controlaba el valle, cuyos habitantes se especializaron en distintos oficios y fueron construyendo paralelamente una sociedad cada vez más compleja. En el segundo periodo de ocupación del valle, durante el Epiclásico (650-950 d.C.), hubo un dominio regional equiparable a centros tan importantes como Cholula, Cantona Xochicalco o Tenango.
Serra Puche, Mari Carmen, “La vida cotidiana en Xochitécatl-Cacaxtla”, Arqueología Mexicana núm. 117, pp. 38-45.
• Mari Carmen Serra Puche. Doctora en antropología por la UNAM. Investigadora del Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM. Titular de la Dirección General de Proyectos Universitarios de la UNAM y de las investigaciones “El hombre y sus recursos en el valle Puebla-Tlaxcala” y “La ruta del mezcal”.
Texto completo en la edición impresa. Si desea adquirir un ejemplar: http://raices.com.mx/tienda/revistas-xochitecatl-cacaxtla-AM117