Las recreaciones arqueológicas

Renato González Mello

Ídolos en los murales

El Manifiesto del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores, firmado por los muralistas en 1923 y redactado por Siqueiros, había sido menos enfático a este respecto, pues había vaticinado que “el triunfo de las clases populares” provocaría “un florecimiento unánime del arte étnica […] comparable al de nuestras admirables civilizaciones autóctonas” (Tibol, 1996, p. 25).

Tanto Rivera como Siqueiros, sobre todo el primero, habían estado en Europa y habían convivido con los artistas de distintas vanguardias, particularmente con los cubistas y los futuristas. La reivindicación del pasado era problemática.

En 1928, José Clemente Orozco publica en Nueva York un manifiesto, New World, New Races, and New Art, donde hace votos por un arte americano renovado, donde expresó tajantemente que “el arte del Nuevo Mundo no puede enraizarse en las viejas tradiciones del Viejo Mundo, ni de las tradiciones aborígenes representadas por las ruinas de nuestros antiguos pueblos indígenas” (Orozco, 1983, p. 41). En resumen, aun con la intensa promoción cultural que hacía Manuel Gamio desde su proyecto en Teotihuacan, a la mitad de la década de 1920 las recreaciones arqueológicas no eran comunes en la pintura mexicana.

Esto cambió en 1929, cuando Rivera pintó la primera parte de sus murales en el Palacio Nacional: México antiguo, en el muro norte de la escalera principal. Esa composición era una recreación imaginaria del reinado de Quetzalcóatl, a quien Rivera mostró ejerciendo su autoridad desde el piso –al pie de la pirámide.

Es frecuente que se acuse a Rivera de haber construido una imagen idílica de las sociedades antiguas en este mural. Esta acusación es parcialmente cierta, pero en el lado izquierdo de la composición hay escenas de explotación y guerra social.

En la parte inferior, los escultores indios se distraen de su trabajo para poder observar la explotación e insurrección de los trabajadores antiguos, que pelean con tres coloridos guerreros en el extremo izquierdo (Rodríguez Mortellaro, 2004).

Imagen: Diego Rivera, Epopeya del pueblo mexicano. México prehispánico, 1929-1935. Muro norte, Palacio Nacional. Foto: Oliver Santana / Raíces, © Banco de México.

Renato González Mello. Doctor en historia del arte por la UNAM. Curador del Museo Carrillo Gil (1989-1992), Investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

González Mello, Renato, “Ídolos en los murales”, Arqueología Mexicana, Edición especial, núm. 105, pp. 13-39.