El impacto causado por los hallazgos de fósiles en nuestro territorio es tal que muchas veces logran colarse en los encabezados principales de los noticieros, y despiertan inquietudes entre la población sobre en qué museo serán finalmente exhibidos. Así, parecería que la relación entre la paleontología y los museos es algo habitual. Y así lo es al menos para los museos de historia natural de países europeos y de Estados Unidos, que incluso desempeñaron un papel importante en el desarrollo de la paleontología. Sin embargo, históricamente la situación ha sido un poco distinta para el país.
México es reconocido por sus grandiosos y numerosos museos, aunque dedicados principalmente a la arqueología, la historia y el arte. Pero si prestamos atención, la paleontología ha estado presente dentro de estos espacios desde sus inicios. En 1828, el entonces Museo Nacional recibió un esqueleto de mamut localizado en la Cuenca de México. En 1928, el Museo de Carnegie obsequió al país la réplica de una osamenta de un dinosaurio de cuello largo (Diplodocus carnegii), el cual todavía es posible apreciar en el Museo de Historia Natural de la Ciudad de México.
Recientemente, la paleontología ha comenzado a tener un papel más importante entre los distintos museos del país. Hoy en día se cuentan con más de 30 museos dedicados exclusivamente a esta disciplina, entre ellos: Museo de Paleontología de Guadalajara (Jalisco), Museo de Paleontología Eliseo Palacios (Chiapas), Museo de Paleontología de Delicias (Chihuahua), y en últimas fecha el Museo del Mamut en Tultepec (Estado de México). Existen otros museos que, aunque no son paleontológicos, incorporan una o más salas dedicadas a esta disciplina, como el Museo del Instituto de Geología de la UNAM (Ciudad de México) y el Museo del Desierto (Coahuila), así como varios museos regionales a cargo del INAH, como el Museo Histórico Regional de Ensenada (Baja California), el Museo Regional de la Laguna (Coahuila) y el Museo Regional de Puebla (ciudad de Puebla).
Imagen: Mamut de Ecatepec. Es el esqueleto que más ha viajado por el país, al haber visitado 11 entidades: Estado de México, Guanajuato, Querétaro, Baja California Sur, Guerrero, Sinaloa, Nayarit, Sonora, Durango, Coahuila y Nuevo León. De las 132 piezas que lo constituyen, 12 fueron recreadas y el resto son partes originales. Mamut de Ecatepec exhibido en el Museo de Antropología e Historia del Centro Cultural Mexiquense, Toluca, Estado de México. Foto: Secretaría de Cultura y Turismo del Estado de México, Gobierno del Estado de México.
Guillermo Oñate Angulo. Biólogo por la UABC, con maestría en manejo de ecosistemas de zonas áridas por la misma UABC. Estudiante del doctorado por la UNAM en el programa de posgrado en ciencias biológicas.
Felisa J. Aguilar Arellano. Profesora-Investigadora del Centro INAH Coahuila. Presidenta del Consejo de Paleontología del INAH.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Oñate Angulo, Guillermo y Felisa J. Aguilar Arellano, “Los museos y la paleontología en México”, Arqueología Mexicana, núm. 170, pp. 51-53.