Excavaciones recientes en el sitio arqueológico de Zazacatla, cerca de Xochitepec, hacia el sur de Cuernavaca, en el poniente del estado de Morelos, han dejado al descubierto un nuevo lugar con elementos arquitectónicos y escultóricos de estilo olmeca. Del asentamiento edificado durante el Preclásico Medio (700-500 a.C.), destaca un basamento piramidal construido con lajas de caliza, de 30 a 60 cm de largo y un espesor máximo de 20 cm, unidas con argamasa de lodo. El acomodo de la mayor parte de las lajas es en forma horizontal y cada cierto tramo hay tres lajas en diagonal, inclinadas tanto hacia la derecha como a la izquierda, delimitando paneles que al centro tienen un nicho.
En los nichos se encontraron esculturas talladas en piedra de personajes con los rasgos característicos del dragón olmeca, ser sobrenatural compuesto por varias partes de animales como el jaguar, el ave de rapiña y el caimán, entre otros.
El contexto en el que se encontraron enfatiza la idea de que los personajes no están en este mundo. El basamento piramidal es una metáfora de la montaña, a la cual se accede a través de la cueva, representada por el nicho. Las esculturas, la representación de sacerdotes- gobernantes de dos diferentes linajes, diferenciados por la talla, así como el tipo de materia prima, estaban dentro de los nichos, es decir, en las cuevas, en un viaje al mundo sobrenatural.
Tomado de Giselle Canto Aguilar y Víctor Mauricio Castro Mendoza, “Los señores de Zazacatla, Morelos”, Arqueología Mexicana, núm. 85. pp. 16-19.