A partir de la caída de Azcapotzalco, hubo un reacomodo en la organización política y tributaria de los pueblos del Anáhuac. La capital tepaneca tuvo que aceptar las condiciones impuestas a todo enemigo derrotado, se podría decir que unas capitulaciones de guerra. Respecto al gobierno, se le permitió elegir a su tlatoani tepaneca, pero dada la gran población de gente mexica o hablante de náhuatl que vivía en Azcapotzalco, se estableció una modalidad de gobierno muy singular. Habría dos tlatoanis, uno para los barrios de gente tepaneca, el Tepanecapan, y otro para los de gente mexica, el Mexicapan.
La dinastía de tlatoanis tepanecas se debió establecer en Azcapotzalco desde el siglo XIII aproximadamente; con el paso de los años al lugar fueron llegando nuevos habitantes de habla náhuatl, que llegaron a conformar la parcialidad de mexicanos. Al inicio los tepanecas gobernaron a ambos grupos étnicos, hasta la época de Maxtla, pero como se dijo, al terminar la guerra se designó a dos tlatoanis. Los nombres de esos señores se conocen por varios documentos antiguos.
La parcialidad de Mexicapan en Azcapotzalco se convirtió casi en una delegación del gobierno central de Tenochtitlan, pues en éste debían estar bien informados de lo que ocurría en el antiguo pueblo del “hormiguero”. Por ejemplo, se sabe que Oquiztzin, llamado Carlos al ser bautizado (de la parcialidad de Mexicapan), era hijo de Tezozomoctli Acolnahuácatl y nieto de Axayácatl, este último sexto tlatoani de Tenochtitlan.
Esa división en dos parcialidades perduró en la época virreinal, sólo que la forma de elegir al gobernante sufrió algunos cambios. Al parecer, al inicio del virreinato hubo dos tlatoanis, pero posteriormente se elegía uno, alternando un año el de Tepanecapan y otro el de Mexicapan. Cada una de las parcialidades estaba conformada por cierta cantidad de barrios, de tal forma que los mexicanos estaban concentrados principalmente en la zona oriente de Azcapotzalco y los tepanecas en la mitad poniente, aunque hubo algunas excepciones.
Durante la época colonial, si bien había un solo gobernador indígena, cada una de las dos parcialidades siguió conservando su tecpan o casa de gobierno, aunque éstas sufrieron un gran abandono. Por ejemplo, se menciona que para el año 1826, en ocasiones se habían encontrado delincuentes prófugos, amancebados y otros ociosos en la casa de los tecpanecos. Se dice, además, que en esta casa dormían los soldados del 11º regimiento, cuando estuvieron en el pueblo, y se solicitaba que en este tecpan se instalara la escuela, según se acordó. Mientras tanto, el tecpan de mexicanos había servido de sala capitular y estaba cerca de la cárcel, aunque muy próximo a la puerta había un horno para hacer cajetes. La situación de los tecpan en el siglo XIX presenta un doble matiz, pues por un lado eran un reflejo de las formas indígenas de gobierno ancestral, que en Azcapotzalco resistieron el transcurso de toda la etapa virreinal y perduraron hasta el México independiente. Por otra parte, su abandono deja entrever la preponderancia del sistema europeo, que desarraigaba a los grupos indígenas de su antigua cultura.
Tomado de Luis Córdoba Barradas, “Los barrios tepanecas y mexicas en Azcapotzalco a partir de los trabajos de salvamento”, Arqueología Mexicana núm. 136, pp. 46-49.
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