Noh Kah: pobladores de la montaña. Nuevos hallazgos

Javier López Camacho, Araceli Vázquez Villegas, Luis Antonio Torres Díaz

Noh Kah contribuirá a probar la validez de una supuesta correlación entre patrón de asentamiento en grupos separados y temporalidad asociada al Clásico Temprano, para que una vez situado en tiempo este patrón podamos determinar qué dinastía(s) construyó o construyeron esos paisajes sagrados de acuerdo con los principios que regían su visión del mundo.

 

A finales de 2012 el Centro INAH Quintana Roo en colaboración con la Escuela Nacional de Antropología e Historia llevaron a cabo los trabajos para elaborar el mapa topográfico y documentar un extenso sitio emplazado en el relieve abrupto que forman los lomeríos en el sector meridional del sur de Quintana Roo, esto en el ejido Botes anexo Rovirosa, situado en la ribera del río Hondo y colindante con Belice. Por su monumentalidad y extensión fue nombrado Nohcah (gran poblado o ciudad) por los ejidatarios. Se trata de un asentamiento prehispánico maya que presenta un patrón similar a otros sitios de la región, como Dzibanché, Pol Box, El Resbalón, Nicolás Bravo, La Unión, Nueva Esperanza y La Juventud, por citar algunos de ellos. En dicho patrón, en vez de formarse un solo núcleo que concentra las estructuras monumentales, éstas se distribuyen en grupos arquitectónicos a distancias variables entre 0.5 y 3 km, más o menos, formando un sistema de asentamiento. La unidad que constituyen esos grupos se reconoce en superficie por presentar al menos alguna de estas características: declinación común en la traza, orientación visual de las estructuras mayores entre sí, o comunicación a través de calzadas.

En la corta temporada de campo se produjeron los mapas topográficos de cuatro grupos arquitectónicos, tres de ellos situados en un eje oeste-este: El Corozal, El Pich y El Paredón, respectivamente; mientras que otro, nombrado El Veinte, se ubica al sur. Estos nombres son topónimos locales reconocidos por los pobladores. La forma y organización de los montículos, así como la mampostería expuesta revelan dos etapas culturales, una de ellas relacionada con la expansión de instituciones de gobierno y cultura material a partir del Petén Central durante el Clásico Temprano, tal como lo apuntó hace varios años Tatiana Proskouriakoff; y otra correspondiente al Clásico Tardío, asociada a la influencia emanada posiblemente desde la Provincia de Río Bec, en la región central de la península de Yucatán, décadas después de la derrota de Tikal, en el año 562 d.C., infligida posiblemente por Calakmul.

A continuación presentamos una breve descripción preliminar del sitio con base en la información obtenida en los trabajos de campo.

 

El sitio

 

El Corozal. Es un grupo pequeño que ocupa el extremo poniente del sistema de asentamiento Noh Kah, justo en la margen oeste de un pantano boscoso que presenta una gran aguada que abasteció a la población prehispánica. Aquí se observan dos conjuntos en torno a plazas, el más preponderante es el del sur, el cual se comunica con el Conjunto Norte por medio de una calzada acondicionada sobre el relieve irregular.

 

López Camacho, Javier, Araceli Vázquez Villegas, Luis Antonio Torres Díaz, “Noh Kah: pobladores de la montaña. Nuevos hallazgos”, Arqueología Mexicana núm. 120, pp. 18-21.

 

Javier López Camacho. Profesor investigador de tiempo completo, ENAH.

Araceli Vázquez Villegas. Profesora adjunta, ENAH.

Luis Antonio Torres Díaz. Profesor adjunto, ENAH.

 

Artículo completo en la edición impresa. Si desea adquirir un ejemplar: http://raices.com.mx/tienda/revistas-la-agricultura-en-mesoamerica-AM120