Orígenes del Pedregal de San Ángel

Alejandro Pastrana

La erupción del Xitle y su afectación a Cuicuilco

Sobre el Pedregal

El campo de lava del Pedregal de San Ángel, Ciudad de México, fue formado por siete derrames sucesivos de lava, en un lapso eruptivo estimado de 50 años. En la superficie y en los cortes del Pedregal hay claros indicios de las características fluidales del movimiento de la lava hasta enfriarse; con un aspecto fresco y relativamente reciente, el Pedregal presenta numerosas fracturas por la contracción del enfriamiento de la lava, y cuando hay cambios de nivel en los flujos se pueden detectar posibles estructuras arquitectónicas bajo los derrames. Hay, además, cavidades de diversas formas, cuevas o tubos de lava y tubos de explosión.

Entre los fenómenos microvolcánicos del Pedregal de especial interés se encuentran los llamados “tubos de explosión, que descubrí en el mes de marzo de 1910, cerca de Huipulco (Tlalpan) y que hasta hoy día son los únicos conocidos en el mundo” (Wittich, 1919, p. 108). Esos tubos son chimeneas verticales de uno o varios metros de diámetro, que se inician en la base de la corriente, atraviesan todo el espesor de la lava y son producidos por el escape de vapores de las corrientes someras de agua o, tal vez, de las aguas de la antigua laguna. Ángel Palerm y Erik Wolf (1961) detectaron canales agrícolas bajo la lava cercanos al cerro Zacatépetl, pero no precisaron su ubicación. El conjunto de características geológicas del Pedregal y de la estratigrafía subyacente indican un ambiente húmedo con pantanos, probablemente lagos y numerosos arroyos de fuerte pendiente con cascadas entre lomeríos, en el que se desarrolló Cuicuilco, Copilco (Ciudad de México) y otros asentamientos contemporáneos.

Imagen: Los flujos de lava basáltica de la erupción del volcán Xitle descendieron siguiendo el drenaje de la topografía natural del terreno, de las obras hidráulicas y de los sistemas reticulares de los canales de las chinampas; en estos últimos se propició la formación de “lavas almohadilladas” por el enfriamiento brusco de la lava incandescente (500 º C) al contacto con el agua. En algunos sectores, las lavas almohadilladas presentan el patrón reticular simétrico de los canales de las chinampas, que fue detectado por las excavaciones arqueológicas del INAH en 1997 y 1998. Información: Alejandro Pastrana. Ilustración: Alejandro Puga / Raíces.

 

Alejandro Pastrana. Arqueólogo por la ENAH. Investigador de la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH. Sus temas de investigación son la explotación, producción y distribución de la obsidiana por las sociedades prehispánicas en Mesoamérica. Ha realizado estudios sobre Cuicuilco y su relación con la secuencia eruptiva del volcán Xitle.

Pastrana, Alejandro, “La erupción del Xitle y su afectación a Cuicuilco”, Arqueología Mexicana, núm. 151, pp. 46-55.

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