Palenque. Zona arqueológica

Esta gran ciudad maya se ubicaba en un lugar privilegiado

Palenque

Esta gran ciudad maya se ubicaba en un lugar privilegiado: protegida al sur por un terreno elevado, y al norte por un acantilado, además, hay nueve arroyos perennes que fueron manipulados para aprovechar su caudal en los distintos complejos arquitectónicos y evitar inundaciones en las áreas urbanas.

La ciudad está rodeada por una serie de lomas cuyo suelo es poco apto para la agricultura. Sin embargo, a unos pocos metros de distancia del asentamiento, en terrenos más bajos y planos hay llanuras fértiles de donde se obtenían hasta tres cosechas al año. Tres caminos conectaban a Palenque con una región más amplia: el primero la comunicó por su límite oeste, el segundo por el este y el tercero cruzaba la planicie por el norte. Estas vías permitían la comunicación con una región mayor y la presencia política de este lugar a nivel regional. Palenque es famosa por la magnífica arquitectura de sus edificios dedicados a la administración y a la política –que se componen por varios cuerpos superpuestos, llamados basamentos escalonados, que en la cúspide tienen un templo en cuya fachada hay pilastras formando una o varias entradas de acceso a uno o más cuartos o galerías–, su delicada escultura en estuco y por el Templo de las Inscripciones, monumento fúnebre de K’inich Janaab’ Pakal, soberano que expandió el reino de B’aakal, nombre de Palenque en maya, durante el siglo VII. Su glifo-emblema, una inscripción que acompaña a los nombres de sus gobernantes, es B’aak (hueso). Este glifo aparece también en el nombre de algunos sitios cercanos por lo que es probable que con el nombre B’aakal se designara al territorio que estuvo bajo la influencia de esta gran ciudad. Hay otros glifos que hacen alusión a ciertos sectores de la urbe o a diferentes nombres con los que se conocía a Palenque, como Lakamha’, “Grandes Aguas”, o Tok Tan, lugar de origen de varios de sus gobernantes.

Palenque posee, al igual que los sitios principales de las Tierras Bajas mayas, una larga secuencia de ocupación que, muy posiblemente, comenzó en el Preclásico Tardío como una pequeña aldea de agricultores.   

En el Clásico Temprano se incrementó significativamente la población y la dinastía palencana se fundó en el año 431 d.C., cuando se entronizó al primer gobernante llamado K’uk Bahlam (Quetzal- Jaguar I), quien fue sucedido por una serie ininterrumpida de gobernantes hasta el año 799 d.C.

Durante el Clásico Tardío, K’inich Janaab’ Pakal II (615- 683 d.C.) ostentó el poder y expandió y consolidó el reino, cuyas fronteras llegaron hasta las planicies de Tabasco. La última fecha conocida para Palenque es 9.18.9.4.4 (799 d.C.) y proviene de una vasija incisa donde se relata la ascensión, en ese año, de un gobernante llamado Wak Kimi Janaab’ Pakal (o Janaab’ Pakal III).

Imagen: A la izquierda se ve el Templo de las Inscripciones. Palenque, Chiapas. Foto: Luis Torres / INAH.

 

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Arqueología Mexicana,  “Palenque”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 102, pp. 30-35.