Donde la naturaleza se recrea
Von Humboldt conoció, entre tantos otros tesoros de la geografía mexicana, un espectáculo que lo emocionó suficientemente como para eternizarlo en una hermosa litografía –quizás de Richter. La vimos por primera vez en una reproducción exhibida por el Instituto Cultural Mexicano-Alemán.
El texto informativo decía escuetamente: “Rocher basaltiques et cascades de Regla”. Independientemente de la belleza escénica, el hallazgo de Humboldt entrañaba el valor científico de una rareza geológica. Iniciamos la búsqueda de datos y, ante la escasez de ellos, entendimos que había un buen motivo de exploración para informar a usted.
Es un magnífico monumento que la Naturaleza creó para abrumar al más ambicioso escultor. Sólo se conocen otros dos comparables: uno es el “Devil’s Postpile”, en California, y otro es “la Calzada de los Gigantes” en Irlanda (este último lugar fue referido durante muchísimos años en los textos de geología como ilustración típica de una formación basáltica).
En Santa María Regla, la formación rocosa natural consiste en varios centenares de columnas monolíticas dispuestas como un formidable muro en forma de herradura. Cada columna (las hay de cuarenta metros de altura) es un perfecto prisma pentagonal o hexagonal y está virtualmente separado de los que le son adyacentes, destacando por tanto todo el relieve de las gigantescas columnas. En la base del impresionante anfiteatro hay un estanque surtido por una cascada cuya agua se despeña por la escalinata irregular que forman infinidad de prismas truncos.
La vista general es pasmosa; asombra de tal modo que no puede evitarse el escalofrío de la emoción. Con todo, es sólo una parte del espectáculo. Es una porción del gran cañón de Metlapiles (“metlapilli”, en náhuatl, era metate). Siguiendo la barranca, hacia el este, cerca de la aldea de Ahuacatlán, se obtiene otra perspectiva espectacular, también de formaciones basálticas prismáticas, pero de superior altura.
La ruta a Santa María Regla (a corta distancia de San Miguel Regla) es la carretera que se desprende de la de Pachuca-Venados, hacia la derecha, rumbo a Huasca, Hgo. Antes de alcanzar esta población tome un camino de tierra –a la izquierda– y sígalo hasta alcanzar el centro de la cortina de una pequeña presa. Deje ahí el automóvil y camine unos cien metros. Asómese por entre los arbustos y descubrirá el gran espectáculo en el fondo de la barranca. Se emocionará tanto que Von Humboldt, esté donde esté, recibirá sonriente el mensaje. Möller, 1973, pp. 109-110.
Imagen: Prismas basálticos, Huasca de Ocampo. Ilustración publicada en Researches concerning the institutions & monuments of the ancient inhabitants of America..., escrita en francés por Alexander de Humboldt y traducida al inglés por Hellen Maria Williams, Londres, 1814, p. 8. Foto: Biodiversity Heritage Library / Wikimedia Commons (Dominio público).
Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor. Desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial. Editor de la revista Arqueología Mexicana.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Vela, Enrique (comp.), “Huasca”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 112, pp. 16-19.