Están relacionados con la salud, la enfermedad y la suerte. Suelen realizarse en épocas o situaciones de crisis individual y colectiva concebidas como de “mala suerte”, que pueden expresarse como enfermedades, desgracias, pérdidas e incluso la muerte de personas o animales. Se trata de rituales que propician la salud y la superación de la desgracia, aunque también pueden propiciar “daños”. Dentro de este grupo pueden incluirse los rituales de pedido de permiso al Dueño del Lugar para construir y habitar una vivienda, a fin de evitar males y desgracias.
Generalmente son rituales domésticos, llevados a cabo por especialistas (chamanes) mediante procedimientos muy variados que permiten la adivinación, el diagnóstico y el tratamiento del mal, por lo común de aquellas enfermedades de etiología cultural como el mal de ojo, susto, espanto y daño. Los pedimentos de salud, de fertilidad y de buena suerte, así como algunos ritos curativos, se realizan en específicos lugares sagrados del territorio étnico como los árboles cruces verdes, los manantiales, las honduras, las cuevas, las cimas de los cerros u otros sitios donde se manifieste el Dueño del Lugar y pueda ser invocado mediante ofrendas y palabras apropiadas.
En las culturas de filiación mesoamericana, y dentro de ellas las oaxaqueñas, las concepciones sobre la salud y la enfermedad son complejas y sólo mencionaré algunas de sus características. Las enfermedades no naturales, o de etiología cultural, son concebidas como resultado de la intencionalidad de alguien que desea enfermar a otro, ya sea de un par humano mediante la acción de un “brujo” que realiza un mal de ojos o envía un daño, o de una entidad extrahumana que retiene el espíritu de la persona provocándole la enfermedad. En este caso la tona del enfermo, cuando está soñando o sufre un accidente, queda atrapada en los dominios del Dueño del cerro; y esto sucede porque se incursiona en lugares sagrados, que son peligrosos, sin la debida preparación (abstinencias), actitud (respeto y sinceridad) y dones (ofrendas).
La ruptura de las reglas de conducta consuetudinarias suele ser el motivo por el cual las entidades extrahumanas ocasionan las enfermedades, ya sea susto, espanto u otra, concebidas como pérdidas del espíritu y del equilibrio en el ser humano que, de no ser restauradas, pueden llevar a la muerte. Esa pérdida inmaterial se interpreta como ausencia de armonía en las relaciones entre el ser humano, su sociedad, la naturaleza y el cosmos, y vuelve precaria la seguridad del grupo porque la enfermedad es un problema no individual sino familiar y grupal. La salud se entiende como la restauración integral de la armonía. Este concepto, junto con el de buena suerte, abundancia, fertilidad, está asociado con el oriente, que se considera el punto cardinal propicio porque por allí sale el sol, de allí se esperan los vientos favorables, la lluvia sin trombas y los buenos pronósticos.
Alicia M. Barabas. Licenciada en ciencias antropológicas por la Universidad de Buenos Aires. Maestra y doctora en sociología por la UNAM. Profesora investigadora emérita del INAH. Investigadora nacional nivel III, SNI-CONACYT.
Tomado de Alicia M. Barabas, “Rituales terapéuticos de los pueblos originarios de Oaxaca”, Arqueología Mexicana, núm. 189, pp. 76-77.