El asentamiento de San Lorenzo, Veracruz, al igual que muchas capitales antiguas y actuales del mundo, dominó un punto estratégico, lo que le permitió controlar la comunicación y el transporte terrestre y acuático. Antaño, esta temprana capital olmeca se extendió sobre una gran “isla” tropical, delimitada por ríos navegables y grandes llanuras de inundación en la cuenca baja del río Coatzacoalcos. Este entorno, fuente de abundantes recursos alimenticios para su creciente población, fue parte de los factores que facilitaron su destacado desarrollo sociopolítico. La ocupación más antigua de San Lorenzo ocurrió entre 1500 a 1200 a.C., los fundadores buscaron un terreno elevado y seguro para construir sus viviendas y protegerse de las inundaciones anuales. En el lomerío bajo que cruza la isla en sentido norte-sur, los primeros olmecas fundaron en un punto alto y céntrico una aldea importante, San Lorenzo, la cual llegó a tener entre 100 y 200 habitantes antes de 1200 a.C.
Por ese tiempo los olmecas emprendieron la construcción de montículos en donde se llevaban a cabo actividades como la pesca, la caza, la recolección y la agricultura de inundación o recesión. El control exclusivo por parte de las familias fundadoras de los recursos de las llanuras mediante los islotes, pudo ser uno de los detonantes de la complejidad social. La temprana coordinación de la mano de obra para crear islotes quizá haya tenido un trasfondo cosmológico, pues las “islas”–las pequeñas islas islotes dentro de una isla de mayor tamaño– recuerdan uno de los conceptos cosmológicos más duraderos de Mesoamérica, el del “cerro sagrado”, que se concibe como un cerro rodeado por agua.
Tomado de Ann Cyphers, “Surgimiento y decadencia de San Lorenzo, Veracruz. Del Ojochi al Nacaste”, Arqueología Mexicana, núm. 87, pp. 36 - 42.