María Teresa Uriarte
La ninfea hermosa flor acuática fue mucho más que una simple flor para los pueblos mesoamericanos. Sus representaciones son alusiones al Sol y, por lo tanto, al paso del tiempo.
La llegada por aire a Calakmul, en el Petén mexicano, es un espectáculo inigualable; la imponente figura del Edificio 2 anuncia a la distancia la presencia de esa antigua y poderosa metrópoli maya. Casi al llegar se encuentra un aguaje que desde la época prehispánica abastecía al sitio del líquido y que está cubierto de ninfeas. No cabe duda de que la asociación de esta flor con lo acuático fue un tema importante para los artistas prehispánicos. Esta flor acuática (Nymphaea ampla) tenía innumerables simbolismos en el mundo prehispánico y se representó en una gran variedad de obras de arte a lo largo y ancho del territorio mesoamericano, por eso me parece interesante analizar diversos aspectos de ella, así como sus vinculaciones con algunos temas trascendentales de la ideología mesoamericana.
Entre las características más relevantes de la flor se pueden mencionar: no sólo es importante por habitar en el agua, a diferencia de otras que crecen en la tierra, sino porque abre sus pétalos al amanecer, cuando aparecen los primeros rayos del Sol, los tiene abiertos por completo cuando éste se encuentra en lo alto y se van cerrando cuando comienza a descender. Hacia el final del día, cuando el Sol casi ha desaparecido, sus pétalos están cerrados y se sumergen de nuevo en el agua. Esta transformación es similar a la que según la mitología mesoamericana seguía el Sol en sus viajes cotidiano y anual. Hay otra característica a tomar en cuenta: los rizomas de la planta son poderosamente alucinógenos, por lo que si una persona los consumía podía trasladarse a una realidad diferente, por lo general al inframundo, la tierra de los antepasados, sitio siempre presente como el lugar de la creación. Por lo tanto creo que el simbolismo de la ninfea debe ser reconsiderado, ya que desde mi punto ele vista es un símbolo del viaje del Sol a través del tiempo. La flor sigue el viaje del Sol y cuando se hunde en el inframundo y viaja por su interior se encuentra en la tierra de los antepasados.
Bonampak
Hay diversas representaciones ele ninfeas en pintura mural, como en Bonampak, en el cuarto 1, en el que se ve una escena esotérica que tiene lugar en Xibalbá, el mundo de los ancestros, con seis personajes vestidos como seres anfibios, los cuales han sido identificado como señores del inframundo. Entre los dioses más importantes de este ámbito se encuentran el Joven Dios del Maíz y el dios Mam; la figura sentada lleva una máscara de cocodrilo. Estas enigmáticas figuras representan, como lo ha señalado Mary Miller, a una banda de músicos y a jugadores de pelota. En Mesoamérica los jugadores de pelota tuvieron un papel fundamental en los mitos de creación, ya que el juego representaba la confrontación creativa entre las fuerzas cósmicas opositoras. Me gustaría hacer énfasis en que la mayor parte de estas figuras llevan ninfeas o nenúfares. De acuerdo con Eric Thompson, esta flor se asociaba con el inframundo acuoso: Xibalbá, y también con el cocodrilo o monstruo de la Tierra.
Para entender mejor la importancia de la ninfea como símbolo del tiempo, me gustaría destacar algunos aspectos. Primero, la flor se encuentra sobre el tocado de cocodrilo de la figura central de la pintura de Bonampak. Segundo, hay una relación visual muy importante entre la flor y el tunk'ul o tambor, que también es el glifo tuun; éste era el nombre del año durante el Clásico Tardío, época en la que se pintó Bonampak. El otro tambor se llamaba pax, que era también el nombre del mes del calendario maya que Thompson relaciona con las ninfeas. En tercer lugar, si se observa cuidadosamente el atavío de Chan Muwaan se notarán pequeñas representaciones de un dios que fue muy popular en Teotihuacan: Tláloc.
María Teresa Uriarte. Estudios de licenciatura, maestría y doctorado en la UNAM. Desde 1998 es directora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Sus investigaciones sobre arte prehispánico se han editado en diversas publicaciones nacionales y extranjeras.
Uriarte, María Teresa, “¿Son las ninfeas un símbolo solar en Mesoamérica?, Arqueología Mexicana núm. 71, pp. 68-71.
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