Tamales ceremoniales

Cristina Barros

Por su gran importancia como alimento, el maíz ha sido considerado entre los pueblos originarios de México como una planta sagrada, desde la antigüedad hasta nuestros días. En algunas culturas hay incluso un dios del maíz, muchas veces dual; por ejemplo, entre los mexicas Centéotl era el dios del maíz maduro, y Chicomecóatl, la diosa. En la tradición mesoamericana –cuya raíz es agrícola– a las deidades se les pide y se les agradece a través de ofrendas que suelen ser productos cultivados, alimentos cocinados o bebidas. Entre los primeros alimentos que debieron prepararse con maíz estuvieron sin duda los atoles y los tamales.

Seguramente la masa para aquellos primeros tamales debió ser de harina de maíz mezclada con agua, envuelta, como ocurre hoy, en hojas de ciertas plantas, para luego cocerla al rescoldo (Zizumbo- Villarreal et al., 2012).

Actualmente los tamales continúan siendo una ofrenda frecuente en las ceremonias relacionadas con el ciclo agrícola del maíz, aunque también hay tamales especiales para momentos del ciclo de vida, para bendecir una casa o para otras ceremonias. Se trata de una muestra más de continuidad cultural.

Imagen: Ofrendas de tamales y carne. Códice Florentino, lib. IV, f. 69v. Digitalización: Raíces. Ofrenda de tamales durante una celebración del 3 de mayo. Cerro Cintépetl, Yahualica, Hidalgo. Foto: Arturo Gómez Ramírez.

 

Cristina Barros. Maestra en letras por la UNAM. Se ha especializado en la investigación sobre cocina mexicana tradicional, desde 1989.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Barros, Cristina, “Tamales ceremoniales ”, Arqueología Mexicana, núm. 168, pp. 73-76.