Joaquín García-Bárcena
La piedra fue uno de los primeros materiales que se usaron para fabricar herramientas y a lo largo del tiempo se desarrollaron diversas técnicas para hacerlas.
Percusión
En un principio se usó la percusión, mediante la cual la piedra que se quería trabajar, el núcleo, se golpeaba con otra, el percutor, para desprender lascas (fragmentos obtenidos al golpear una piedra, la cual se convierte en núcleo), y darle la forma deseada. En otros casos el producto que se buscaba era la lasca, que podía utilizarse sin modificación adicional, sobre todo para cortar. En otros más la lasca –o el núcleo- requería de una modificación adicional para darle una forma más adecuada, sobre todo a los bordes, y desempeñar de mejor manera la función deseada: corte, raído, perforación u otras. Estas modificaciones se lograban mediante el retoque, el cual se hacía de varias maneras. Una era por percusión, con un percutor duro, usualmente de piedra, o con un percutor blando, de hueso o de madera, que permitía sacar lascas más pequeñas y, por tanto, proporcionaba un mayor control de la forma final.
Presión
La otra manera, la presión, permitía un control aún mayor; se usaba un artefacto de hueso, aunque no para golpear sino para aplicar una fuerza en puntos específicos y extraer así lascas muy pequeñas. De este modo se produjo gran variedad ele artefactos que se empleaban con diversos propósitos. Tradicionalmente, las funciones de estos artefactos se han inferido a partir de sus formas, comparándolas con artefactos semejantes cuyo uso se conocía en términos históricos o etnográficos. Sin embargo, en las últimas décadas se han desarrollado nuevas maneras de conocer el uso verdadero de las herramientas de piedra, entre ellas el estudio de las huellas que su empleo dejó en ellas, sobre todo en sus bordes. Para ello, éstos se examinan bajo gran aumento, mediante microscopios ópticos o electrónicos, y se comparan con artefactos manufacturados para ese fin y que han sido empleados de manera controlada. También se ha utilizado el análisis físico-químico y químico de los residuos de los materiales trabajados que se han conservado en los bordes de los artefactos.
Joaquín García-Bárcena. Arqueólogo e ingeniero químico. Miembro del Comité Científico-Editorial de esta revista.
García-Bárcena, Joaquín, “Tecnología lítica”, Arqueología Mexicana núm. 52, pp. 42-45.
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