El telar de cintura se amarra al extremo de un árbol y el otro extremo se sostiene en la cintura con un mecapal. Tiene varios componentes: una serie de varas de madera empleadas para lograr el ancho de la tela y para tramar los hilos. Las varas de lizo sirven para levantar los hilos pares y crear un “calado” o espacio entre ambos juegos de hilos al que se inserta la trama. Para el regreso del hilo se usa la vara de paso, cuya función es subir los hilos impares. Además, con un aditamento llamado “machete” o tzotzopaztli se aprietan los hilos. Por tanto, el tejido es el paso de hilos alternados que se van tramando sobre los hilos de la urdimbre, regresando en un ir y venir constante. En los telares de cintura se puede elaborar gran variedad de tejidos, haciendo los ajustes necesarios para lograr el ancho y el largo deseado. La forma de tejer y los componentes son los mismos en casi todas las zonas indígenas.
El tzotzopaztli es un instrumento elaborado con madera dura, como la de tzompantli o colorín, el cual a menudo se prepara antes de usarse, sahumándolo y pidiéndole permiso a la madera antes de trabajarla; esta práctica es común entre las comunidades nahuas de la Sierra de Puebla. Del telar salen lienzos rectangulares de diferentes tamaños que se ensanchan por medio de uniones o rondas; estos lienzos se ajustan, acomodan, anudan o enrollan al cuerpo para cubrirlo de diferentes formas. La estructura en sí es sencilla, pero las combinaciones de color, el entrelazamiento de los hilos, las texturas y ornamentos se conjuntan para proporcionar versatilidad y belleza a los atuendos.
El telar de cintura tiene variantes según las piezas que se vayan a elaborar: cintas, fajas, morrales, quechquémitl, huipiles, enredos, zapupe, rebozos, servilletas, sarapes, gabanes, cotones, etc. Al añadir hilos de diferentes colores se obtienen más efectos, entrelaces y la introducción de hilos en la urdimbre y en la trama del telar dan lugar a los diseños.
“Telar de cintura”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 55, pp. 80-81.