Lámina 22
Con el primer amanecer termina el largo periodo de oscuridad que había reinado sobre la Tierra. Pero también el Códice Vindobonensis nos dice que había llegado el momento de ordenar el mundo. Es decir, los dioses establecen los rumbos del universo, así como también se ubican los lugares que dieron origen al árbol sagrado, entre otras cosas.
La fundación de cada punto cardinal está precedida por una serie de rituales que se presenta de manera sistemática en cada una de las ceremonias que aparecen en las láminas siguientes. Aunque hay ciertas variaciones en los objetos y prácticas que se representan, casi todos coinciden como parte de un gran formulario de rituales que se debían realizar para cada rumbo del universo.
En términos generales, para cada región o punto cardinal hay una deidad que preside o rige la gran ceremonia y se puede concebir como un tipo de patrono del lugar.
El primer rumbo que se inaugura en el códice es el del norte, presidido por el señor 2 Perro (a), un anciano que representa una especie de arquetipo de la actividad sacerdotal y quien está acompañado de una anciana de nombre 2 Jaguar (b). La pareja es recibida por un grupo de sacerdotes encabezado por 5 Lagartija (c) y 5 Serpiente (d) quienes decapitan una codorniz y sostienen una antorcha.
Imagen: Códice Vindobonensis, Lám. 22. Foto: Austrian National Library. ANL / Vienna Collection of manuscripts and rare books, Cod. mexic. 1.
Manuel A. Hermann Lejarazu. Doctor en estudios mesoamericanos por la UNAM. Investigador en el CIESAS-D.F. Se especializa en el análisis de códices y documentos de la Mixteca, así como en historia prehispánica y colonial de la región. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Hermann Lejarazu, Manuel A., “Lámina 22”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 103, pp. 48-49.