Toniná
El nombre original de la ciudad maya que ahora llamamos Toniná fue Popo. Era la capital de un reino que, como muchos de sus vecinos, estuvo en guerra durante la mayor parte de su historia y porque sus edificios político-administrativos fueron construidos sobre una gran plataforma –que en la región maya se llama acrópolis– a la que se iba superponiendo otra, de tal manera que hoy se pueden advertir siete sucesiones de éstas. Las siete plataformas dan forma a una gran acrópolis de más de 75 m de altura. En conjunto, plataformas y estructuras simbolizan la montaña sagrada en que los hombres establecían contacto, en la parte más alta, con las deidades celestes, y en la más baja, con las terrestres. Las tierras de cultivo y las áreas habitacionales se distribuyen en los terrenos de poca pendiente de los alrededores, y abarcan una extensión de, aproximadamente, 2 ha. Popo fue una potencia militar y en sus edificios, esculturas e iconografía se destaca esta particularidad; tuvo tres dinastías reales y su desarrollo histórico se refleja en la construcción de monumentos, en su destrucción ritual y en su posterior reconstrucción. Por eso es que la arqueología encuentra vestigios, que fueron matados y sepultados ritualmente, en cada una de las plataformas que formaron cada una de las acrópolis. En la primera dinastía real (500-687 d.C.), los seis reyes de Popo estaban relacionados con el inframundo, que era el lugar de la descomposición y los seres sobrenaturales. Se les ve sentados en tronos de grandes proporciones que imitan las fauces del monstruo de la Tierra. En la escultura, la cerámica y la iconografía hubo influencias de los pueblos del Altiplano Central mexicano; destacan las que aluden al dios Tláloc en su versión de deidad de la guerra. Popo y sus reyes vivieron en guerra continua y derrotaron a poderosos guerreros –de los reinos de Palenque, Chiapas, Calakmul, Quintana Roo, y Copán, Guatemala, entre otros–, e incluso guerreras, a los que se representó amarrados, humillados y vestidos para sacrificarlos.
La segunda dinastía real gobernó en Popo entre 688- 840 d.C., cuando el reino de Palenque venció a Popo. Entonces fueron matados ritualmente los edificios relacionados con el inframundo y, entre otras obras de la escultura y lapidaria, los grandes tronos con representación del monstruo de la Tierra fueron hechos pedazos y sepultados. Se intentaba borrar la relación con el Altiplano Central, las montañas y el inframundo. Entonces, los señores de la nueva dinastía fueron ataviados como deidades representativas de la cosmogonía maya, dioses remeros y jugadores de pelota, quienes derrotaron a las deidades del inframundo. El dominio de Palenque sobre Popo término cuando K’inich Baak Nal Chaak, rey de Popo, derrotó a los guerreros de Palenque y tomó prisionero al señor Guacamaya Espejo Humeante, quien debió ser un guerrero importante, pues para celebrar su captura se construyó el Templo Suroeste, que está en la séptima plataforma de la Gran Acrópolis. Hacia 840 d.C., guerreros mayas con influencia del Altiplano Central dominaron en la región, como se refleja en los templos y palacios de Popo. Los mayas con influencia tolteca hicieron una ceremonia de muerte ritual del orden establecido en Popo por el reino de Palenque, se decapitó y sepultó una escultura del Clásico Temprano (250-600 d.C.) y una estela que tiene una fecha de la tercera creación del universo. Se construyó así un mito para explicar la destrucción del mundo Clásico maya.
Qué ver
Templo de los Prisioneros
En su fachada este se localizó una serie de representaciones de guerreros vencidos, amarrados y humillados. Algunos están vestidos con insignias de la deidad que representaban, lo que significaba que iban a ser sacrificados.
Templo del Noroeste
Cuando los guerreros de Palenque vencieron al reino de Popo (ca. 680 d.C.) este templo, junto con la cancha del Juego de Pelota I y el Templo del Monstruo de la Tierra, fueron matados ritualmente. Muchas de las esculturas y el decorado fueron rotos en pequeños fragmentos y sepultados en el relleno que sirvió para levantar otras estructuras que rompieran con las tradiciones culturales del Altiplano Central mexicano. Se construyeron otros tres templos enfrente de la fachada y otro al noreste que impedían parcialmente la visibilidad, así perdía su dominio del plano celeste de la cosmogonía maya.
Quinta plataforma
El ascenso después de esta plataforma era restringido y sólo podían transitar más allá los miembros de la elite de Popo. Por ese motivo las amplias escalinatas se van reduciendo. En cada extremo de esta plataforma hay un templo, ambos dedicados a la administración y al culto de la muerte y el inframundo. En algunos de los templos de esta plataforma las escalinatas son sólo un adorno, pues no son funcionales.
Imagen: Valle de Ocosingo desde Toniná. Foto: Héctor Montaño / INAH.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Arqueología Mexicana, “Toniná”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 102, pp. 36-39.