CRONOLOGÍA: Posclásico Tardío (1250-1550 d.C.). ESTILO: Costa Oriental. NO TE PIERDAS: El Castillo, Templo de los Frescos, Templo del Dios Descendente, Casa del Halach Uinic.
En 1518 el cronista de la expedición de Juan de Grijalva consignó haber visto a su paso por la costa de Quintana Roo una ciudad tan grande como Sevilla. Bien podía tratarse de Tulum, por ese entonces uno de los principales asentamientos de la región. De hecho, es posible que fuera la capital de una de las varias entidades políticas en que se encontraba dividida la península de Yucatán.
Su ubicación, en un promontorio a la orilla del Caribe, permitía la explotación de los recursos marinos y, sobre todo, el acceso y control de las rutas comerciales marítimas. Este papel como puerto comercial, en el que confluían productos valiosos de distintas regiones, fue uno de los factores que llevaron a proteger al sitio, levantando una muralla que rodeaba al centro cívico ceremonial. Tulum significa, en maya, “cerco” o “seto” y obviamente se refiere a esa muralla, aunque según algunas crónicas del siglo XVI su nombre en la época prehispánica era el más poético de Zamá, “mañana” o “amanecer”.
Imagen: Casa del Cenote y Templo del Dios del Viento, Tulum. Foto: Sergio Autrey Noriega / Raíces.
Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor. Desde hace más de 30 años trabaja en el ramo editorial. Editor de la revista Arqueología Mexicana.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Vela, Enrique (comp.), “Tulum, Quintana Roo.”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 113, pp. 70-71.