El 12 de octubre de 1968, primer día de las Olimpiadas en la ciudad de México, miles de sorprendidos espectadores del mundo entero vieron una exhibición singular: el juego de pelota llamado ulama. Este juego, donde se golpea la pelota con la cadera, es una supervivencia del ullamaliztli prehispánico, juego popular entre aztecas y mayas. Hoy día, el ulama está en peligro de extinción; sólo se practica en cuatro pueblitos de Sinaloa.
El juego de pelota tiene una antigüedad aproximada de 3 500 años, si consideramos el reciente descubrimiento de una cancha de juego de pelota en Paso de la Amada, Chiapas; se han encontrado más de 2 500 canchas en Mesoamérica. Los estudiosos le han asignado diversas funciones y significados al juego: portal hacia el inframundo, espacio para recrear las batallas cósmicas entre cuerpos celestes, rituales de fertilidad, ceremonias guerreras, refuerzo político de los gobernantes o la realeza, escenario para los sacrificios y otros más. Tras analizar las similitudes en diversos patrones constructivos y estilos en las canchas de juego de pelota, puede afirmarse que fue una actividad panmesoamericana, vinculada a una cosmología compartida por todos los pueblos antiguos que vivieron en esa región.
En 1978, el antropólogo Ted Leyenaar advirtió sobre el peligro de extinción del ulama. Me resultó claro que, de desaparecer el ulama, perderíamos el deporte más antiguo del planeta; así pues, con el apoyo de la Sociedad Histórica de Mazatlán y una beca de la Universidad estatal de California, sede Los Ángeles, emprendí el Proyecto Ulama 2003-2013, programa de investigación que contó con el apoyo de otro maestro e incluyó a ocho estudiantes de esa universidad para que diagnosticaran el estado del ulama en aquel momento. Entre los temas que estudiamos se encontraban la filosofía y el simbolismo del juego mesoamericano de pelota; el redescubrimiento del juego de pelota de hule en el siglo XX; la historia del juego desde los olmecas hasta nuestros días; los términos lingüísticos asociados al ulama; las reglas, la manera de anotar puntuaciones y el papel del taste (cancha de pelota, del náhuatl tlachtli) en el contexto social donde existen; los problemas para la producción de las pelotas de hule; el significado del atuendo de los jugadores mesoamericanos a lo largo de la historia; los “dueños” del juego; el papel de las mujeres en él; la consulta de diversas fuentes documentales. Teníamos que elegir entre los tres juego de pelota que aún existían en Sinaloa: ulama de palo, ulama de brazo y ulama de cadera. El ulama de palo, jugado con un mazo pesado, no fue considerado objeto de estudio porque se había extinguido desde la década de los cincuenta y fue recuperado hasta los ochenta. El ulama de brazo, practicado con una pelota que pesa aproximadamente medio kilo y que se golpea con el antebrazo por abajo del codo, es el más frecuente en las comunidades del norte del estado de Sinaloa y aún cuenta con un buen número de jugadores. El ulama de cadera se juega con una bola que pesa entre tres y medio y cuatro kilos, se golpea con la cadera o parte superior del muslo, y se practica en el sur del estado. Elegimos el ulama de cadera que se lleva a cabo en el área cercana a Mazatlán porque, además de estar en peligro de extinción, parece ser el más semejante a las descripciones etnohistóricas del juego azteca ullamaliztli.
Manuel Aguilar-Moreno. Profesor de historia del arte en la Universidad Estatal de California, sede Los Ángeles. Experto en culturas prehispánicas, historia colonial de México y muralismo mexicano. Ha escrito sobre arte e historia mesoamericana, arte colonial de México, arte funerario y juego de pelota mesoamericano.
Aguilar-Moreno, Manuel, “Ulama. El juego de pelota prehispánico que sobrevivió hasta nuestros días”, Arqueología Mexicana, núm. 152, pp. 73-79.
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