Museo Anahuacalli: “Casa para los Ídolos”
Juan O’Gorman generó con Diego Rivera una complicidad sobre la necesidad de explorar espacios proyectados en balance, estético y técnico, con el ambiente y las condiciones naturales del Pedregal.
(Sobre la relación entre el arquitecto Juan O’Gorman y Rivera, específicamente su colaboración en el Anahuacalli, varios especialistas siguen la sentencia del propio Juan sobre la “supervisión como ingeniero” en el proyecto de Rivera. En los ensayos de Víctor Jiménez, 2004, y de Rafael López Rangel, 1986, se encuentran ejemplos sobre cómo se han referido a la participación de Juan.
Guzmán Urbiola en su texto, 2008, hace un esfuerzo por interpretar el intercambio entre ambos.) Pacientemente, el bosquejo de una “Casa para los ídolos”, como la llama en sus memorias (Diego Rivera llama así, en varios momentos y en diferentes documentos, al Museo Anahuacalli.
La cita más conocida se localiza en las memorias recopiladas por Gladys March, 1963. Rivera explica la naturaleza del proyecto y las finalidades de su construcción en un breve pasaje que nombra “Una casa para mis ídolos”), devino en la conformación de un laboratorio de reflexiones artísticas donde la afición originaria estudio y centro de una ambiciosa utopía nombrada “Ciudad de las artes” (el pintor refiere esta idea en diferentes oportunidades. Son conocidas las conferencias “La huella de la historia y la geografía en la arquitectura mexicana”, que dicta en Bellas Artes, los días 25, 26 y 27 de junio de 1954).
Imagen: La cantera de Copilco, Delegación Coyoacán, Ciudad de México en 2014. Museo Diego Rivera-Anahuacalli. Fotos: Oliver Santana / Raíces. Nicole Valenzuela Mejía, Cortesía del Museo Diego Rivera-Anahuacalli / Wikimedia Commons.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Vargas Parra, Daniel, “Museo Anahuacalli: “Casa para los Ídolos””, Arqueología Mexicana, Edición especial, núm. 105, pp. 60-63.