Se encuentra a 11 km de Tapachula. La población prehispánica, de filiación cultural mixe-zoque, construyó, en una de las riberas del río Izapa, los edificios principales en un área de aproximadamente 2 km cuadrados, que constituye el núcleo urbano. El desarrollo de Izapa comenzó en el Preclásico Temprano (2500- 400 a.C.) y para el Preclásico Tardío (400 a.C.-200 d.C.) se convirtió en una de las florecientes ciudades mesoamericanas.
En este lapso se erigieron la mayor parte de los edificios y fueron esculpidos los monumentos que hoy se conocen. En el núcleo urbano hay más de 150 montículos arqueológicos dispuestos ortogonalmente en un eje principal que se alinea con el volcán
Tacaná. Esta característica hace que el lugar sea un ejemplo temprano de los
procesos de urbanización mesoamericanos.
Además, el excelente clima, el fértil suelo y la gran humedad, permitieron un sistema de agricultura intensiva y, por tanto, excedentes en la producción de alimentos. Fuera del núcleo urbano, la población ocupó un área considerablemente mayor: desde el centro del sitio hay edificaciones en un radio de poco más de 4 km.
Tanto en el núcleo como en la periferia, los edificios fueron construidos amontonando tierra y son escasos los que tienen recubrimiento de piedra, por eso es que la mayoría tiene la apariencia de un montículo cubierto de hierba. Además, están organizados en torno al montículo mayor y predominan aquellos que son masivos.
También hay restos de habitaciones, drenajes, rampas –una de las cuales comunica con el río Izapa– y plazas hundidas. Se han descubierto alrededor de 250 estelas distribuidas en seis zonas arqueológicas, sin embargo, poco más de la cuarta parte son las que están abiertas al público. Es característica de esta cultura que al pie de cada estela se halle una piedra esculpida en forma de sapo, el animal sagrado.
Imagen: Estela 3 de Izapa. Foto: INAH. Estela 50 de Izapa. Museo Nacional de Antropología. Foto: Jorge Pérez de Lara / Raíces.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Arqueología Mexicana, “Izapa”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 102, pp. 84-85.
