Una característica que resalta en Cantona es el hecho de que las unidades habitacionales –populares o de la elite– están delimitadas por muros, al menos desde 500 a.C. Se trata de plataformas o basamentos de diferentes alturas, de uno, dos o tres cuerpos superpuestos, sobre los que se construyeron las casas habitación –con material perecedero–, rodeados siempre por muros elevados, los que en su mayoría cuentan con sólo una entrada. Al interior de estas unidades habitacionales o patios habitaron ya fuese una sola familia nuclear o bien una familia extensa.
La Unidad Sur de Cantona, que conocemos en alrededor de un 70%, permite inferir la presencia de unas 7 500 unidades habitacionales en toda la ciudad, intercomunicadas por una extensa y compleja red de vías de circulación.
Es difícil distinguir con claridad una unidad habitacional popular de una de algún tipo de la elite. En principio suponíamos que las unidades habitacionales de la elite eran aquellas que contaban con una superficie enlajada –a manera de plaza abierta– frente a la estructura arquitectónica principal y que sólo contaban con un basamento al interior de la unidad. Pero a medida que avanzaban nuestros trabajos vimos que las plazas de este tipo están presentes en muchas unidades habitacionales. Lo que es un hecho es que la mayoría de las unidades habitacionales de la elite se localiza en las terrazas intermedias del asentamiento y, por supuesto, en la Acrópolis; otro rasgo es que en las unidades habitacionales populares los muros periféricos son altos, mientras que en las de la elite esos muros son bajos y en ocasiones carecen de ellos.
Las dimensiones de la superficie interior de las unidades habitacionales populares van de los 250 m2 hasta algunas de 2 000 m2, con una media de 600 m2; contienen en su interior de dos a seis basamentos de las casas-habitación. Existen varias superficies hundidas, bien delimitadas, que sirvieron al parecer como pequeñas huertas familiares, o tal vez hayan sido corrales para guajolotes o perros; se han localizado temazcales, graneros o silos, tumbas, así como restos de cimientos de cuartos pequeños con funciones no habitacionales.
Ángel García Cook (1937-2017). Arqueólogo por la ENAH. Fue investigador del INAH.
García Cook, Ángel, “Sistemas defensivos”, Arqueología Mexicana, Especial 73, pp. 60-65.