Con el perlado que se consigue vaciando el mezcal, mediante una pipeta de carrizo, en una jícara se hace la prueba de la “venencia”, con la cual se calcula el grado de alcohol de la bebida (grados Gay Lusac). Un buen mezcal debe tener entre 55 y 70 grados, no se reposa ni añeja y mucho menos se agregan aceleradores para la fermentación, ni producto alguno en la destilación. Chichicapan, Oaxaca.
Tomado de Mari Carmen Serra Puche y Jesús Carlos Lazcano Arce, “El mezcal en Xochitécatl-Cacaxtla, Tlaxcala”, Arqueología Mexicana núm. 114, pp. 44-51.
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