Paul Sullivan
Tulum es el único de los grandes centros religiosos de la península de Yucatán que permaneció como un sitio de peregrinaje y adoración, incluso hasta la época moderna. Aún ahora los mayas creen que Tulum volverá un día a desempeñar un papel especial en sus vidas y en nuestro mundo.
Durante décadas, los mayas han contado a los visitantes que desde los vestigios de Tulum sale un camino invisible que pasa bajo el mar. Cuando el camino se abre, el mundo pasa por allí: nuevas mercancías, viejas monedas y pueblos de forasteros. Algunos extranjeros serán amigos, otros, enemigos, y los mayas deben intentar vencerlos. Así fue desde un principio, desde que guardamos memoria. Cuando los mayas cuentan de este “camino” que sale desde Tulum se refieren a la memoria colectiva de un antiguo lugar amurallado sobre la costa que bordea las aguas del mar Caribe. Tulum sirvió de umbral a un vasto mundo, cuando menos desde el Posclásico Tardío. Cuando los comerciantes nativos viajaban por las costas, se encaminaban hacia la playa entre barreras ele arrecifes hasta las arenosas playas, guiados por banderas o fogatas. Bastaba subir a través de un hueco en los acantilados, entrar al sitio parapetado tras murallas y salir por cualquiera de las cinco estrechas entradas del lugar; así, ante ellos se desplegaba el vasto y denso interior de Yucatán.
La conquista española y el despoblamiento de la mayoría de las costas cerraron el umbral de Tulum hacia los mayas peninsulares. Su papel en el vasto comercio con el mundo exterior como sitio costero fue retomado sólo hasta principios del siglo XIX. Los pueblos yucatecos del interior comenzaron a descubrir y requerir rutas perdidas hacia la costa y establecieron incipientes asentamientos cerca de las espectaculares y quijotescas ruinas de Tulum. En 1842, John L. Stephens y Frederick Catherwood visitaron Tulum y publicaron relatos e ilustraciones de la "ciudad sepultada en la selva” asombrosamente conservada por ese entonces. Sus descripciones despertaron vivo interés entre supuestos exploradores y arqueólogos de México. Estados Unidos y Europa. Pero no hubo seguidores inmediatos: el levantamiento generalizado de indígenas a mediados del siglo, conocido como Guerra de Castas, puso freno a los trabajos en Yucatán e impidió el paso de visitantes a la legendaria ciudad, lo cual dio lugar a un nuevo e inesperado auge bajo el régimen restaurado de los indios mayas
Hombre y dios en Tulum
Después de varios años del alzamiento surgió un nuevo culto entre los rebeldes mayas: el de las cruces parlantes. Los guerreros de la Cruz establecieron su capital tierra adentro en Noh Cah Santa Cruz Balam Nah (actualmente Felipe Carrillo Puerto). En otras partes, los mayas fundaron centros más pequeños o independientes, cada uno con su oráculo, mando militar y jerarquía religiosa. Uno de esos centros estuvo en el área de Tulum, muy cerca de la costa y de las estructuras prehispánicas.
En 1863, los caudillos de la iglesia maya de Santa Cruz murieron a manos de adversarios y el oráculo de la Santa Cruz fue acallado. Tulum tuvo entonces el oráculo más importante de todos los rebeldes mayas que aún estaban en armas contra Yucatán y los jefes militares más temerarios tuvieron que humillarse, aunque fuera sólo de palabra, ante el hombre y la mujer que encabezaron el culto en la costa. El oráculo y sus servidores se establecieron por fin en Villa Grande de Santa Cruz Tulum. Los rebeldes mayas guardaron el oráculo en una aldea de casas techadas de paja, no en las ruinas mismas; allí se arrodillaban para escuchar el mandato divino. Pero los indios reconocieron también el carácter sagrado de las ruinas aledañas; colocaron una cruz en el santuario del Castillo y alimentaron la memoria del lugar como umbral especial hacia el mundo externo, hacia el pasado y el futuro.
Paul Sullivan. Doctor en antropología por la Universidad John Hopkins, en Baltimore, Maryland. Desde hace más de 20 años ha realizado investigaciones sobre los mayas de Yucatán. Trabaja en un libro sobre un notable acontecimiento durante la Guerra de Castas.
Sullivan, Paul, “Tulum. Umbral entre dos mundos ”, Arqueología Mexicana núm. 54, pp. 56-59.
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