Leticia Vargas De La Peña, Víctor R. Castillo Borges
A pesar de la magnitud de sus construcciones, Ek’ Balam era un sitio del que se sabía poco hasta fechas recientes. Las investigaciones en curso en el lugar no sólo han permitido establecer que se trata de una gran ciudad, sino también que es un sitio cuya investigación resulta especialmente importante, pues a la vez que posee varios de los rasgos comunes a la cultura maya, muestra otros que le son distintivos.
Gracias a los estudios más recientes, el sitio arqueológico Ek’ Balam –casi desconocido hasta hace poco y poseedor de majestuosas construcciones ocultas entre los pocos árboles grandes que aún existen en el área, por tratarse de una región dedicada al cultivo de milpas– ha resurgido del pasado y empieza a revelar algunos de sus secretos.
Ek’ Balam se encuentra en la parte centro-oriental de Yucatán, a unos 190 km de Mérida. Su nombre, en lengua maya yucateca, se traduce literalmente al español como “jaguar oscuro o negro”, aunque los hablantes de maya de la región de Ek’ Balam también lo traducen como “lucero-jaguar”.
Hasta 1993 se conocía muy poco de su arquitectura, pues los trabajos realizados anteriormente se habían enfocado a la investigación y a la elaboración de mapas a nivel regional. En el proyecto a cargo de los doctores William Ringle y George Bey, en colaboración con el INAH, se ha avanzado significativamente en la elaboración del mapa del sitio, y a ellos se deben las primeras interpretaciones basadas en datos arqueológicos (Bey et al., 1997).
En 1994 se iniciaron los trabajos del Proyecto Arqueológico Ek’ Balam del INAH, que continuaron en las temporadas 1996- 1997 y 1997-1998, y actualmente se lleva a cabo la cuarta etapa de trabajo, correspondiente a 1998-1999. Gracias a dicho proyecto, enfocado al estudio y conservación de la arquitectura del lugar, se han restaurado hasta el momento 16 estructuras y una más está en proceso. Todos los edificios intervenidos se encuentran distribuidos en las plazas Norte y Sur, dentro del área amurallada.
La ciudad
Ek’ Balam fue una gran ciudad en la época prehispánica y abarcó unos 12 km2, aunque el recinto amurallado tiene solamente 1.25 km2. En la parte central se localizan los edificios más importantes, que están rodeados por dos murallas concéntricas. Éstas tienen cinco entradas, en las que desembocan igual número de sacbés o caminos antiguos, cuatro de los cuales fueron construidos en dirección a los puntos cardinales y uno más fue orientado hacia el suroeste. Existen, además, la que hemos llamado la Tercera Muralla –que une los edificios principales–, y unos muros que dividen las plazas Norte y Sur. Las murallas tuvieron fines defensivos y sirvieron también para controlar el acceso a un área en la que no cualquiera podía entrar.
La Plaza Sur está formada por edificios de dimensiones muy disímiles. Entre las construcciones menores hay basamentos y adoratorios, y destaca la Estructura 14 o Plataforma de las Estelas, llamada así por hallarse asociados a ella dos de estos monumentos de piedra. Otras construcciones son mucho mayores, como la 10, la 16 o Palacio Oval, y la 17, también conocida como las Gemelas. Entre las estructuras restauradas se encuentra la 18, un pasaje abovedado en forma de cruz en donde desemboca el sacbé número 2, rasgos que indican que fue la entrada formal al sitio.
Entre las plazas Norte y Sur se localiza el Juego de Pelota, que no es de grandes dimensiones aunque sí indica la importancia del sitio. En las estructuras que conforman el Juego de Pelota se realizaron importantes hallazgos. Entre ellos destaca una ofrenda dedicatoria, conformada por 80 vasijas aproximadamente, dentro de las cuales había pequeñas esferitas de piedra quemadas, que es posible que estuvieran relacionadas en alguna forma con el juego. También se halló parte del friso de un cuarto –en una etapa constructiva más antigua, ahora parcialmente cubierta por la rampa del Juego de Pelota–, decorado con estuco modelado y pintado de colores azul y rojo principalmente, que tuvo que ser nuevamente cubierto para protegerlo.
La escena representada está incompleta, pero se ve a un importante personaje que sostiene un ave en la mano sentado en un trono.
En la Plaza Norte también hay algunas construcciones de dimensiones muy modestas, como un baño de vapor, así como altares y adoratorios miniatura, que es posible sirvieran sólo para depositar ofrendas, pues el espacio disponible es demasiado reducido para realizar otra actividad.
Los edificios principales de esta plaza son también los más grandes y antiguos de Ek’ Balam. El mayor de ellos ha sido llamado la Acrópolis o Estructura 1, y mide 160 m de largo, aproximadamente 70 de ancho y cerca de 31 de altura.
Es un edificio peculiar y también muy complejo, debido a que tiene numerosas etapas constructivas superpuestas, en las que hay gran cantidad de cuartos abovedados, distribuidos en diferentes niveles y comunicados por un intrincado sistema de escalinatas y pasadizos. Los otros edificios mayores de Ek’ Balam son la Estructura 2, de 80 m de largo y más de 20 de altura, y la Estructura 3, que mide 110 m. De largo y unos 24 de altura. Estas tres construcciones pueden considerarse entre las más grandes del norte de Yucatán.
Leticia Vargas de la Peña. Arqueóloga egresada de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán e investigadora del Centro INAH Yucatán. Directora del Proyecto Ek’ Balam desde 1994.
Víctor R. Castillo Borges. Arqueólogo egresado de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán e investigador del Proyecto Ek’ Balam desde 1996.
Vargas de la Peña, Leticia, Víctor R. Castillo Borges, “Ek’ Balam. Ciudad que empieza a revelar sus secretos ”, Arqueología Mexicana núm. 37, pp. 24-31.
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