El agua, el fuego y la integración funcional de los opuestos que éstos representan son arquetipos mitológicos con carácter universal. En las culturas mesoamericanas prehispánicas, se manifestaban y se conjugaban de diversas maneras, según los contextos específicos y los apoyos materiales de su expresión. Desde las más sencillas y consuetudinarias tareas domésticas hasta los rituales propiciatorios mágico religiosos más trascendentales, pasando por una red intrincada de relaciones mitológicas, la integración o la “desintegración” del agua y del fuego tuvieron un valor cosmológico.
Este hecho cosmogónico tan trascendental fue plasmado en el llamado Teocalli de la Guerra Sagrada, templo en el que están omnipresentes las representaciones del binomio agua/fuego y del autosacrificio. Las dos fechas 1 tochtli y 2 ácatl figuran en la parte superior de las alfardas mientras que el Sol brilla en lo alto de la pirámide, lugar que, en este contexto específico, corresponde al cenit, al sur.
Tomado de Patrick Johansson K., “El agua y el fuego en el mundo náhuatl prehispánico”, Arqueología Mexicana, núm. 88, pp. 78-83.