Elaboración de esta historia
La Historia Tolteca Chichimeca fue elaborada para responder a un litigio por tierras entre los pueblos de Quauhtinchan y Tepeaca, ahora en el estado de Puebla. Es por ello que consideramos que el primer acopio de sus relatos pudo corresponder a la década de 1530 y los últimos registros a la de 1540, si bien el proceso judicial del conflicto se prolongó más allá de 1550.
Se atribuye a los descendientes de Moquíuix, uno de los linajes de Quauhtinchan, el haber mandado confeccionar la historia para presentarla a las autoridades novohispanas, a fin de demostrar los antiguos derechos que el pueblo de Quauhtinchan reclamaba tener sobre el territorio que los mexicas tenochcas habían fraccionado a partir de su conquista hacia 1466.
Sin duda, en su manufactura hubo muchas motivaciones e intereses, tanto individuales como colectivos, que ameritan un estudio y discusión a fondo, que la brevedad de esta presentación impide abordar. Lo que es cierto es que se trata de un relato marcadamente parcial a favor de la historia de este pueblo y de la cabecera de Tezcacóac tecpan, donde regían los moquiuixcas.
El documento consta de 52 fojas en papel europeo con dos faltantes, una de las cuales es la última. La versión que conocemos es un texto fragmentario e inconcluso. Es posible que ni siquiera haya sido el original entregado a la Audiencia a mediados del siglo XVI, sino una copia resguardada en Quauhtinchan. El diseño manifiesta los diversos procesos involucrados en su elaboración. Uno de ellos es que los tlacuiloque, “pintores”, y escribanos trabajaron los materiales por separado. Al parecer, primero se redactó la parte en náhuatl y luego se insertaron las pictografías. Esto lo suponemos por los espacios vacíos que quedaron en algunos folios para colocar las imágenes correspondientes.
Como señala Luis Reyes, el códice es producto de la unión de diferentes tipos de fuentes y estilos narrativos, como anales, mapas y genealogías. Algunas partes incluyen gráfica náhuatl tradicional de forma sistemática y en otras sólo hay escritura alfabética. También es notorio que es el producto de la mano de por lo menos tres tlacuiloque y dos escribanos.
Para la elaboración de la Historia Tolteca Chichimeca, los tlacuiloque y escribanos seleccionaron fragmentos de una serie de relatos históricos compartidos a lo largo de varios siglos por grupos chichimecas que se asentaron en el valle poblano-tlaxcalteca. Ello explica las diferencias en cada relato y los pasajes en los cuales podemos observar el énfasis con el que se realzan algunos de los eventos y episodios históricos que se mencionan repetidamente. Es por ello que es posible distinguir en la narrativa al menos tres versiones del origen y la migración desde Chicomóztoc por parte de los grupos nonoalcas, de los toltecas y de los que la fuente llama tepilhuas,“hidalgos” o “hijos de buen linaje”.
Los tres grupos se califican con el título de chichimecas y de los últimos, de los tepilhuas, es de donde derivan las familias gobernantes de Quauhtinchan y de Totomiuacan, no así de Tepeaca. Cada uno de los relatos que se pueden distinguir presenta una unidad relativa y articulada a la narración general con el objetivo práctico de demostrar un pasado glorioso. Fundando la legitimidad de sus reclamos en él, los quauhtinchantlacas se presentaron como los herederos de los antiguos señores que conquistaron el valle.
Sin embargo, difieren en su especificidad, pues cada relato construye una perspectiva de la distribución de los pueblos para diversas regiones y épocas. Se trata, en suma, no de uno sino de varios códices que están insertos en este manuscrito y de los cuales tenemos fragmentos con los que se nos proporcionan realidades heterogéneas que no resultan fáciles de comprender. La fragmentación de las narraciones impide entender la lógica de cada discurso, pues en cada parte se establece una relación distinta entre la escritura indígena y la alfabética y no siempre se encuentra la concordancia en los datos. Hay pasajes que ofrecen grandes diferencias y parecen ser narraciones que corren por separado donde la iconografía tiene un lugar y peso especiales.
Imagen: El tlacuilo se esmeró en dejar un registro iconográfico muy detallado de cada señorío, con una precisa localización espacial en torno a la capital olmeca xicalanca, y esta última representada en el centro de los dos folios mostrando las dos especies de plantas emblemáticas que integraron el símbolo sagrado de la ciudad, es decir, el tule y el sauce blancos, justo al costado derecho del Tlachihualtépetl, la montaña hecha a mano. Historia Tolteca Chichimeca, ff. 9v-10r (detalle). Reprografía: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.
Francisco González Hermosillo Adams. Dirección de Estudios Históricos, INAH.
Hildeberto Martínez. Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social.
Norma Angélica Castillo Palma. Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa.
Carmen Herrera Meza. Dirección de Lingüística, INAH.
Tomás Jalpa Flores. Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, INAH.
Margarita Menegus Bornemann. Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación, UNAM.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
González Hermosillo Adams, Francisco et al., “Historia Tolteca Chichimeca. Parte 1 (edición facsimilar) Introducción”, Arqueología Mexicana, Edición especial, núm. 107, pp. 8-15.