Aves y plumas en las cortes mayas
En los trópicos, las aves centellean coloridas o vuelan con ágiles movimientos. Entre los antiguos mayas, las preciadas plumas se obtenían cazando a las aves –se prefería la cerbatana por causar menos mella– o manteniéndolas y criándolas en cautiverio. La imaginería de los mayas del Clásico sugiere estas prácticas, que se confirman en los testimonios coloniales tempranos: un enano parece estar manipulando a un quetzal o un loro vivos; o sostener o mirar, echado de espaldas, a un quetzal enjoyado.
Una diosa, en otra imagen, sostiene a un papagayo que grita sobre un palo o átlatl. Se trata de escenas míticas, pero los recuentos históricos se refieren también a aves vivas usadas en los sacrificios y a otras que se criaban y se desplumaban para comerciar con las plumas. A principios de la Colonia, Honduras y el bosque lluvioso de la Alta Verapaz, en Guatemala, fueron los principales centros proveedores de plumas.
Se invirtió gran cantidad de energía en expediciones comerciales para conseguirlas. Uno de los más preciados productos, entre todas las plumas, fueron las caudales –iridiscentes y serpentinas– del resplandeciente quetzal (Pharomachrus mocinno). Según fray Bartolomé de las Casas, primer obispo residente de Chiapas, se castigaba con la muerte a quienes mataran un quetzal sin permiso.
Sus plumas eran “casi dinero” que se empleaba para pagar multas: de hasta 100 plumas para quien robara diademas de oro u objetos igualmente valiosos. En el altiplano guatemalteco, quienes no podían pagar estas multas eran vendidos como esclavos.
Imagen: Enanos míticos con guacamayas y quetzales. A partir de estas escenas se podría inferir que los mayas del Clásico mantenían en cautiverio y criaban a dichas aves. Foto: © Justin Kerr (K7727). Dibujo: Stephen Houston.
Stephen Houston. Imparte la Cátedra Dupee en Ciencias Sociales en la Universidad de Brown. Autor de muchos libros, es doctor por la Universidad de Yale y ha sido galardonado con la Gran Cruz de la Orden del Quetzal, la máxima condecoración de Guatemala, y con el Premio MacArthur.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Houston, Stephen, “Aves y plumas en las cortes mayas”, Arqueología Mexicana, núm. 182, pp. 40-45.