Cuando la capital mexicana se rinde, en 1867, a las fuerzas republicanas y después del fusilamiento del emperador Maximiliano, la intervención militar de las fuerzas invasoras, entre ellas la austriaca, viene a su fin al mismo tiempo que la carrera militar de Maler (Mayer, 1985, p. 83). En ese mismo año, en marzo, visita por un breve lapso Teotihuacan (Maler Ms.1:45, referido por Graham, 1997, p. XX).
La preparación y la experiencia militar adquirida por Maler fue un factor que le facilitó su incursión en la búsqueda de sitios mayas, enclavados en la selva tropical, con carencias e incomodidades propias de este tipo de ambiente natural. La fortaleza y la tenacidad de este explorador le permitieron sortear las dificultades que encontró durante su labor.
Maler se queda en México y a partir de 1868 realiza durante 10 años extensos viajes a través del país y en 1878 regresa a Europa, para retornar a México en 1884 y continuar sus exploraciones. Sus primeros recorridos los realiza en las regiones de Acapulco y Tehuantepec, en 1874; visita Xamiltepec, Pinotepa y Tututepec en Oaxaca, donde toma fotografías. Después viaja a México en agosto de 1875, por unos días, y posteriormente se dirige a Oaxaca por seis meses, donde hace tomas fotográficas de la ciudad de Oaxaca, Mitla y de algunas piezas arqueológicas (Maler, 1884; Graham, 1997, p. XX).
A mediados de febrero de 1876, Maler partió a Tehuantepec, y ahí tuvo la oportunidad de comprar dos figurillas o colgantes por 15 pesos, que pertenecieron a una tumba zapoteca (Maler 1879) y que posteriormente donó al museo de Berlín (Graham, 1997, p. XXI). En marzo del mismo año se entera de la muerte de su padre, acaecida en noviembre del año anterior, y a partir de entonces dedica gran parte de los años siguientes a hacer las gestiones legales necesarias para poder heredar más de la mitad del patrimonio paterno (Maler Ms. 3:5, referido por Graham, 1997, p. XXI).
La preparación y la experiencia militar adquirida por Maler fue un factor que le facilitó su incursión en la búsqueda de sitios mayas, enclavados en la selva tropical, con carencias e incomodidades propias de este tipo de ambiente natural. La fortaleza y la tenacidad de este explorador le permitieron sortear las dificultades que encontró durante su labor. Maler se queda en México y a partir de 1868 realiza durante 10 años extensos viajes a través del país y en 1878 regresa a Europa, para retornar a México en 1884 y continuar sus exploraciones. Sus primeros recorridos los realiza en las regiones de Acapulco y Tehuantepec, en 1874; visita Xamiltepec, Pinotepa y Tututepec en Oaxaca, donde toma fotografías. Después viaja a México en agosto de 1875, por unos días, y posteriormente se dirige a Oaxaca por seis meses, donde hace tomas fotográficas de la ciudad de Oaxaca, Mitla y de algunas piezas arqueológicas (Maler, 1884; Graham, 1997, p. XX).
A mediados de febrero de 1876, Maler partió a Tehuantepec, y ahí tuvo la oportunidad de comprar dos figurillas o colgantes por 15 pesos, que pertenecieron a una tumba zapoteca (Maler 1879) y que posteriormente donó al museo de Berlín (Graham, 1997, p. XXI). En marzo del mismo año se entera de la muerte de su padre, acaecida en noviembre del año anterior, y a partir de entonces dedica gran parte de los años siguientes a hacer las gestiones legales necesarias para poder heredar más de la mitad del patrimonio paterno (Maler Ms. 3:5, referido por Graham, 1997, p. XXI).
A mediados de mayo de 1876 Maler se encontró en condiciones de viajar nuevamente a Tehuantepec, para lo cual tomó el tren de Puebla a Boca del Monte y de ahí se trasladó a Tehuacán, ciudad que estaba acuartelada. Después viajó en caballo, sorteando la vigilancia militar, con la ayuda de unos salvoconductos del gobierno y de la facción porfiriana (Graham, 1997, p. XXI). Llega a Oaxaca, donde permanece dos días, visita Mitla, después va a Totolape y a finales de mayo llega a Tehuantepec, donde permaneció ocho meses (Graham 1997, pp. XXI, XXII).
A principios de febrero de 1877, Maler salió de Tehuantepec rumbo a Tuxtla, donde permaneció hasta mediados de junio. De ahí viajó a San Cristóbal de las Casas, donde permaneció tres días y después se fue a Palenque, a donde llegó a fines de junio y permaneció hasta el 18 de agosto. De Palenque regresó a San Cristóbal, donde estuvo más de cuatro meses; en este lugar obtuvo una máscara de jade, que perteneció a un maya tzotzil, la cual describe y publica en un artículo sobre Chiapas (Maler, 1884, p. 313; Graham, 1997, pp. XXI, XXII).