El dios de la lluvia se llamaba Tláloc (o Tlálloc) entre los nahuas, entre los mayas se le conocía como Chaac (o Chaahk), para los zapotecos era Cocijo (o Cociyo), los mixtecos lo llamaban Dzahui (o Savui), los totonacas Tajín (o Aktsini). Desde luego, esta lista no es exhaustiva ya que en Mesoamérica había por lo menos tantos nombres de dioses o espíritus de la lluvia como idiomas o culturas. Tláloc, al que mejor conocemos, tenía al menos 26 advocaciones, cada una relacionada con su naturaleza o con sus funciones. No conocemos los nombres exactos de los dioses de las culturas más antiguas, pues para nombrarlos se emplean vocablos genéricos que remiten más bien a un concepto o a una imagen.
Tomado de José Contel, “Los dioses de la lluvia en Mesoamérica”, Arqueología Mexicana núm. 96, pp. 20 - 25.