Guillermo de Anda, Karla Ortega, James E. Brady y Ana K. Celis
Las investigaciones del proyecto Gran Acuífero Maya en Balamkú buscan establecer un nuevo modelo en los estudios arqueológicos de cuevas mayas. Esto incluye el uso de las últimas técnicas de investigación, como la paleobotánica, lo cual puede darnos una idea mucho más detallada de lo que ocurría en los rituales mayas.
El Osario, en términos prácticos, es un observatorio cenital similar a otros edificados en sitios como Xochicalco, Morelos, Teotihuacan, estado de México, y Monte Albán, Oaxaca.
Palabras en la inauguración de los festejos por los 80 años del INAH, con la presencia de la Secretaria de Cultura y el Director General del INAH, en el Museo Nacional de las Culturas, el 6 de febrero de 2019, a las 18 hrs.
Los cientos de quelites o hierbas comestibles consumidos en México tienen gran potencial por su textura, sabor y valor nutrimental. Muchos de ellos brotan de manera espontánea en la milpa. En otras partes del mundo pueden incluso ser considerados una plaga, pero aquí son aprovechados para enriquecer con sabores, texturas, olores y nutrimentos los platillos. Éstos son sólo algunos de los más populares.
Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial.
En náhuatl se le llama tezonzápotl (fruto que tiene color de piedra de tezontli) o tetzápotl. Se consideraba de uso medicinal para varias afecciones. Hoy en día es uno de los frutos “finos” que se consumen en varias partes del trópico y es utilizado por la industria alimenticia en la fabricación de helados y pasteles. El empleo de su semilla como saborizante del chocolate está vigente en el téjate, bebida tradicional oaxaqueña que ha alcanzado popularidad en Estados Unidos.
Fue una de las primeras plantas cultivadas en Mesoamérica. La fecha más antigua, para ejemplares encontrados en las cuevas de Tehuacán, Puebla, corresponde a 7200 a.C.
En Mesoamérica se aprovecharon una enorme variedad de frutos. Su aporte como complemento a la dieta sustentada en el maíz está fuera de toda duda. Algunas de esas especies debieron ser parte de los cultivos en los huertos familiares. La gran mayoría de ellos se siguieron consumiendo después de la conquista y muchos se hicieron desde entonces populares a nivel mundial. He aquí una muestra de algunas de esas especies.
En la época prehispánica se dieron dos formas básicas de cultivo del maíz: de temporal y de riego. Ambas requerían de una planeación adecuada y una participación colectiva.
Aunque no existe certeza sobre si en la época prehispánica era una planta cultivada o simplemente recolectada, se sabe que era muy bien apreciada por su olor y su sabor. Fue por ello uno de los productos mesoamericanos que tuvo pronta y amplia aceptación en el mundo tras la conquista.