El juego de pelota es uno de los ritos más extendidos en el área mesoamericana: baste mencionar que hasta ahora se han registrado mas de 2 570 canchas para su práctica en las distintas regiones y con fechas que van desde el Preclásico Temprano al Posclásico Tardío. A esto hay que sumar el hecho de que la variante que se jugaba en las conocidas canchas con forma de I no era la única, si bien sí era la más usual. Entre muchos otros aspectos, el ritual del juego de pelota se encontraba relacionado con la fertilidad y el transcurso de los astros en el firmamento, es decir, con el del tiempo y la vida misma. Por ello también se le asociaba con la creación del mundo. Era una ceremonia ligada a los gobernantes y a la legitimación de su autoridad. No obstante su fuerte simbolismo, es muy probable que se le practicara como un simple juego y que en esas ocasiones participara todo aquel con la habilidad o las ganas suficientes para perseguir y golpear la pelota. En aquellos juegos que eran parte de ceremonias públicas la participación estaba reservada a miembros de la elite
Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial. Editor de la revista Arqueología Mexicana.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Vela, Enrique, “Estela de Tepatlaxco. Veracruz”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 96, pp. 26-27.