Animales y símbolos del viento entre los nahuas

Gabriel Espinosa Pineda

Por animales del viento comprendo aquellos cuya naturaleza fue vista por la cultura nahua tan estrechamente ligados a dicha deidad, que en mayor o menor grado pueden concebirse como desdoblamientos zoomorfos del dios. Un animal puede ser receptáculo de diversas calidades sagradas. Siendo un recipiente de materia dura, al cuerpo del animal puede penetrarle más de una deidad; aquí enfatizo los más próximos al dios del viento, pero alguno de ellos probablemente sea también muy afín a otro complejo de deidades.

Las aves acuáticas y otros viajeros del inframundo

No todas las aves son cercanas a la naturaleza del viento; muchas aves acuáticas lo son más, pero hay algunas que son verdaderos avatares del dios. Se sabe que existe un grupo de aves que son capaces de llamar al viento en su auxilio; si un cazador intenta cobrarlas como presa, esas aves se agitarán, darán voces y provocarán que el viento mismo sople con tal fuerza que volcará la canoa del cazador. Las fuentes describen al acóyotl, al acitli y al atotolin como dueñas de este poder mágico. Cada una de esas aves representa un grupo entero; el acóyotl, que nadando parece una serpiente emplumada, representa también a los cormoranes. El acitli incluye a todos los zambullidores. El atotolin, a los pelícanos.

El alimento de tales aves no reside en la superficie terrestre, sino en el inframundo. Son todas aves que no caminan; normalmente se encuentran en el agua o en la atmósfera; es decir, transitan entre el nivel celeste y el inframundano; muchas veces incluso pasan directamente de uno a otro ámbito, sin mediación terrestre. Cabe adelantar un detalle de importancia simbólica: durante la época reproductiva el pelícano blanco genera una especie de cresta en el pico; notable aun a la distancia en el vuelo. Como veremos, este rasgo fue recogido en la máscara bucal de Ehécatl.

A las aves anteriores debemos agregar un grupo más, el de los mergos. A diferencia del resto de los anátidos, los mergos han desarrollado una serie de formaciones córneas que parecen dientes, de modo que se trata de unas aves muy raras que parecen tener dientes como los reptiles, pero plumas como las aves, y también se nutren de peces, cazándolos activamente bajo del agua.

Destaca una especie de mergos, llamada ehecatótotl. Sahagún menciona que ostenta rayas negras, como quienes se pintaban a honra del viento y que por eso se le llama así. Sin embargo, la semejanza con la imagen del dios es mucho más notable. No sólo tiene “dientes”, como muchas veces exhibe la deidad, sino que además presenta un penachillo hemicircular hacia atrás, de forma semejante a la del dios. Esta ave, aunque no de forma realista, debe identificarse con la que Ehécatl porta al frente de la base de su gorro cónico. La máscara bucal de Ehécatl, que en varias regiones de Mesoamérica llegó a simbolizar al viento mismo, es en gran medida un pico de mergo. Aunque suele presentarse sólo con un colmillo, éste indica una dentadura, “una ringlera” de dientes, como dice Durán al describir la escultura de Ehécatl Quetzalcóatl en Cholula. Imágenes como la de la Piedra de los Cinco Soles y otros monumentos mexicas muestran esa ringlera.

La máscara bucal, sin embargo, es un concepto complejo; es un pico de ave, pero no es realista ni idéntica al pico de una especie determinada. Es la fusión de una serie de elementos que representan diversas cualidades y poderes en el mundo de las aves acuáticas. En sus diversas presentaciones pueden predominar algunos rasgos sobre otros, pero en conjunto constituye un pico híbrido, el pico de un anátido, los “dientes” de los mergos, la cresta estacional del pelícano y el escudo de algunos rálidos (la prolongación del pico hacia la frente, por ejemplo, de las gallaretas). Es decir, reúne en un solo símbolo a las aves acuáticas del viento. Particularmente a esas aves que transitan entre el cielo y el inframundo.

 

Gabriel Espinosa Pineda. Doctor en antropología, investigador de tiempo completo en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Se ha dedicado fundamentalmente al estudio de la naturaleza en la cosmovisión prehispánica, así como a otros campos de la cosmovisión.

Espinosa Pineda, Gabriel, “Animales y símbolos del viento entre los nahuas”, Arqueología Mexicana, núm. 152, pp. 46-51.

 

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