Contenido
Divido en cuatro secciones, el contenido de este extraordinario códice de origen mexica es en opinión de Eloise Quiñones (2001) indispensable para la comprensión de la manera en que se representaban el calendario mexica y las deidades y rituales asociados. Consta de dos secciones principales y dos de menor extensión. En la primera de las principales aparece un tonalámatl, es decir, un calendario ritual de 260 días que, de acuerdo con Quiñones, se trata del más elaborado de los tonalámatl conocidos. La segunda de las secciones principales muestra los ritos asociados con cada una de las 18 ceremonias anuales del tonalpohualli. Una sección de menor tamaño pero no menos importante es la que muestra, en dos páginas, escenas en las que aparecen, por un lado, la pareja primordial –Oxomoco y Cipactónal–, y por otro, Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, dioses todos relacionados con el tiempo, el calendario y con el transcurso de la humanidad, en clara concordancia con el contenido del resto del documento. La otra sección menor contiene un ciclo de 52 años, incompleto debido a la pérdida de las páginas finales.
Fecha de elaboración
Existen diferentes opiniones respecto a su fecha de elaboración, pues mientras para algunos es de manufactura prehispánica, para otros debió ser elaborado después de la conquista española, idea que se fundamenta en las glosas en español que aparecen a lo largo del documento, para algunas de las cuales incluso se habrían dispuesto espacios a propósito. Es un tema que aún no se ha resuelto, sin embargo, es posible suponer que si no se elaboró en la época anterior a la conquista, se hizo en los primeros tiempos de la época colonial y siguiendo los cánones prehispánicos.
Lugar de origen
Posiblemente se elaboró en la antigua capital mexica, México- Tenochtitlan, pues su estilo muestra evidentes similitudes con otras manifestaciones de esa cultura. Algunos autores han propuesto que tal vez se elaboró en la zona de Iztapalapa, donde se realizaban ceremonias del Fuego Nuevo como la que se consigna en este documento.
Breve historia del códice
Aunque no se sabe como llegó a Europa. Maarten Jansen y otros (1991) suponen que pudo haber llegado al Escorial, residencia de Felipe II, directamente desde México. La primera referencia a este códice fue hecha por William Robertson en 1778, cuando aún se encontraba en el Escorial y todavía conservaba las páginas ahora perdidas, las números 1-2 y 39-40. En 1826 fue adquirido por la Biblioteca del Palacio Borbón –de ahí su nombre actual– por 1300 francos. Al parecer fue en ese paso de España a Francia que se perdieron aquellas páginas, tal vez porque contenían alguna indicación sobre su propietario original.
Otros nombres. Codex Borbonicus, Codex du Corps Legislatif, Codex Legislatif, Codex Hamy, Calendario de París.
Lugar donde está depositado. Bibliothèque de l’Assemblée Nationale Française, París.
Códice Borbónico. Lámina 34
Esta lámina forma parte de lo que Anders (1991) llamó “Tercer capítulo del códice” (una de las dos secciones principales del Códice Borbónico), en el cual se describen las fiestas y ceremonias que los mexicas realizaban cada veintena. La fiesta que se ve en la lámina es la de panquetzaliztli, “ensalzamiento de banderas”, y corresponde a la decimoquinta veintena. La fiesta estaba dedicada al dios Huitzilopochtli, por eso el jeroglífico de esa celebración es una bandera que se ve en el templo de ese dios.
En el año 2 caña se celebró el rito del Fuego Nuevo, en el que se “amarraba” una unidad de 52 años (xiuhmolpilli) pasados y se inauguraba la siguiente, entonces, los sacerdotes de diversas deidades, ataviados como éstas, caminaban cuando la noche comenzaba, lentamente, hacia el Monte del Huizache, cercano a Iztapalapa. Mientras, el resto de la población hacía una limpieza general, destruía los trastos domésticos y se apagaban todos los fuegos. En la cima del Monte del Huizache se encendía el Fuego Nuevo sobre el pecho de Xiuhtlamin –cuya madre estaba encinta de él durante el rito del anterior Fuego Nuevo–, guerrero de Huexotzinco. Con ese Fuego Nuevo, los sacerdotes encendieron teas y las entregaron a los corredores más rápidos para que las distribuyeran entre la población. “Así [del Monte del Huizache] baja el Fuego Nuevo y va pasando por los pueblos. Donde la gente… está en vigilia, abrazando a sus niños y esperando con gran temor, la cara cubierta con máscaras hechas de penca de maguey. Las mujeres preñadas han sido encerradas en las trojes porque si la lumbre no se renueva, ellas se convertirán en fieras y se comerán a los seres humanos… Los hombres están alertas y armados para defender a sus familias contra los espectros y monstruos. Por fin el Fuego Nuevo llega al Templo Negro de Ciuacóatl (Tlillan), como el centro religioso de la región a que se refiere el Códice Bórbonico. Se enciende el gran fogón de ese santuario. Cuatro sacerdotes, dedicados al dios de la Noche, Yoaltecuhtli […] encienden más teas en el Fuego Nuevo. Sus diademas y sus collares de papel azul indican que pertenecen a la nobleza”. Comentario: Daniel Díaz. Basado en Anders et al., 1991.
Enrique Vela. Arqueólogo por la ENAH, editor, desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial. Editor fundador de la revista Arqueología Mexicana.
Daniel Díaz. Arqueólogo por la ENAH. Desde hace 30 años trabaja en el ramo editorial. Se especializó en la iconografía mexica. Trabaja en la revista arqueología mexicana dese su fundación.
Vela, Enrique, “Códice Borbónico”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 31, pp. 20-45.