Contenido
Se trata de un “libro de los destinos”, dividido en 11 secciones. Predomina el tema adivinatorio o mántico, organizado a través del tonalpohualli, importante calendario ritual mesoamericano de 260 días. Se incluyen dos secciones litúrgicas acompañadas de signos numéricos en el sistema de barras y puntos. Una de las láminas más complejas ha sido interpretada como un eclipse: ahí se registró “una gran escena cósmica” que sirve de marco a nueve deidades alrededor del Sol, identificado como Macuiltonalli. La lectura del códice se hace de derecha a izquierda. Maarten Jansen opina que el códice “tiene un capítulo especial sobre las influencias de las deidades del Reino de la Muerte (Mictlan), de donde proviene su nombre”.
Fecha de elaboración: Época prehispánica, probablemente en el Posclásico Tardío, entre el siglo XIII y el XV.
Lugar de origen: Al igual que otros códices del Grupo Borgia, su origen aún está por identificarse. El área que se menciona más frecuentemente es la región limítrofe entre Puebla y Oaxaca. Gordon Brotherston menciona a Teotlillan, en el norte de Oaxaca –pueblo “incluido en el distrito de Tochtepec, en el Códice Mendoza”–, como sitio de elaboración.
Características físicas: Fue elaborado utilizando una piel de animal (¿venado?), cuidadosamente preparada y doblada en 24 secciones. Posee también cubiertas de piel al principio y al final. El tamaño promedio de cada sección es de 15.7 por 16.5 cm, y el largo total es de 398. 4 centímetros.
Formas y colores: Su iconografía no es tan compleja como la del Códice Borgia, pero muestra imágenes claras y precisas, mediante el uso de colores sólidos delimitados por una línea negra. El pintor indígena mostró una gran firmeza y seguridad en su trabajo: en un fondo blanco se va desarrollando, en ambos lados de la pictografía, una atractiva trama ritual. Formalmente, el Laud y el Fejérváry-Mayer, otro códice del Grupo Borgia, poseen varias similitudes, como su estilo gráfico y la forma de las hojas, casi cuadradas y relativamente pequeñas, en comparación con otras pictografías.
Breve historia del códice
Se conjetura que en 1623, durante la visita a España del príncipe de Gales, el futuro Carlos I de Inglaterra, y el duque de Buckingham, el rey español les obsequió el códice. Más tarde, la pictografía fue regalada a William Laud (1573- 1645), arzobispo de Canterbury. En 1636, Laud donó su colección de manuscritos a la Biblioteca Bodleiana de la Universidad de Oxford, que había sido fundada en 1602. El valioso tonalámatl era parte de dicha colección, y ahí se ha guardado hasta la actualidad.
Principales estudios
Se dio a conocer por primera vez en la monumental obra Antiquities of Mexico, vol. II (1831), de Edward King, vizconde de Kingsborough (1795-1837). Fue hasta 1966 cuando se imprime en Austria una edición facsimilar con los comentarios de Cottie A. Burland. Disponemos también de una reproducción (1961), en fotografías blanco y negro, con los estudios de Carlos Martínez Marín y otros autores. José Corona Núñez, en la edición mexicana de la obra de Kingsborough (1964- 1967), estudia y reproduce a color la pictografía. Karl Anton Nowotny (1961; edición en inglés: 2005) comenta varias láminas y las compara con otras procedentes de los códices del Grupo Borgia. Recientemente, en 1994, se reimprimió el facsímil dado a conocer en 1966, con una introducción y explicación de Ferdinand Anders, Maarten Jansen y Alejandra Cruz Ortiz.
Otros nombres: Liber hieroglyphicorum Aegyptorum, Ms. Laud Misc. 678, La pintura de la muerte y de los destinos, Libro de la muerte y Códice Mictlan.
Lugar donde está depositado: Biblioteca Bodleiana de la Universidad de Oxford, Inglaterra.
Xavier Noguez. Profesor-investigador de El Colegio Mexiquense, dedicado al estudio y publicación de códices coloniales del centro de México.
Noguez, Xavier, “Códice Laud”, Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 31, pp. 30-33.