Antonio Martínez Tuñón, Ricardo Higelin Ponce de León
En 2008 se exploró una tumba prehispánica en San Miguel Albarradas, Villa de Mitla, que, sin esperarlo, resultó ser el osario más grande encontrado hasta el momento en la región de Oaxaca: contenía los restos de 75 individuos con distintos procesos funerarios y algunos con diferente tratamiento mortuorio, además de una interesante ofrenda y arquitectura funeraria
Por su arquitectura y los materiales encontrados en la tumba de San Miguel Albarradas, se cree que corresponde al Posclásico, lo que se corroboró con la fecha 1354 ± 37 años d.C., obtenida por carbono 14 del molar de uno de los individuos inhumados.
La tumba se localiza en una zona que se puede considerar fronteriza entre el valle de Tlacolula, la Sierra Norte y la Sierra Mixe, donde convergen dos grupos étnicos: zapotecos y mixes. En la actualidad, y posiblemente también en la época prehispánica, la zona parece tener más relación con las poblaciones del valle.
Desde el punto de vista arquitectónico destaca su tamaño, pues mide más de cinco metros de largo. El acceso a la tumba era a través de un pozo semicircular que llevaba a la puerta, constituida por jambas y dintel, cuya fachada estuvo decorada con elementos antropomorfos semejantes a los de la Tumba Triple de Yagul, aunque su elaboración difiere de ésta en calidad y cuidado.
La ofrenda recuperada incluyó vasijas miniatura, malacates y pendientes de concha, entre otras piezas. El objeto más destacado es un colgante antropomorfo elaborado en piedra verde, la cual no es común en los contextos funerarios zapotecos, y sin embargo tiene alguna similitud con las ofrendas características de la cultura mixteca. Esta diversidad puede deberse a que se localizó en un área fronteriza.
En la ofrenda también se localizaron dos fémures trabajados, con estrías en su cara frontal (omichicahuaztli), uno derecho con 14 estrías y otro izquierdo con 13. Este tipo de huesos humanos trabajados han sido hallados en otros contextos arqueológicos en el Altiplano Central y en el Occidente de México; pueden haber sido utilizados como instrumentos musicales para fiestas luctuosas, o tal vez las estrías simbolicen el número de enemigos muertos en batalla. En la región oaxaqueña se ha reportado un fémur estriado en la tumba 5 de Mitla, así como en otras áreas de los Valles Centrales y la Mixteca.
Los restos óseos
Otros datos significativos provienen de los más de 800 restos óseos encontrados, de entre los que destacan 75 fémures de ambos lados, lo que indica que éste fue el número mínimo de individuos depositados en este contexto funerario. Estos fémures corresponden tanto a individuos masculinos como femeninos, y aunque hay más hombres representados, la tumba no fue exclusiva para individuos de este género. Lo que sí parece ser exclusivo es la colocación dentro de esta tumba de individuos adultos, pues no se encontró un solo fragmento de niños y jóvenes.
A partir de los restos óseos se pudo observar el estado de salud de los individuos, que en general era buena, en comparación con otras poblaciones prehispánicas de Mesoamérica durante el Posclásico.
Ningún hueso fue encontrado en posición anatómica, la mayor parte de los huesos largos estaban apilados al fondo de la tumba y en las paredes laterales. Además, los hay que presentan alteraciones de haber sido expuestos a la intemperie en la época prehispánica, lo que indica que todos los individuos fueron originalmente enterrados en otro lugar y, tiempo después, fueron reinhumados y colocados en la tumba. Los individuos experimentaron distintos procesos de inhumación: algunos fueron enterrados mientras que otros fueron cremados; algunos huesos presentaron exposición al fuego.
La tumba de San Miguel Albarradas es un ejemplo peculiar, pues albergó el mayor número de individuos en una tumba en el estado de Oaxaca, y es en la que se han podido cuantificar individuos adultos provenientes de diferentes contextos primarios.
Antonio Martínez Tuñón. Licenciado en arqueología por la Universidad Veracruzana y maestro en geografía humana por el Colegio de Michoacán. Director de campo del Proyecto Arqueológico Cerro Jazmín, con la Universidad del Estado de Nueva York en Albany.
Ricardo Higelin Ponce de León. Antropólogo físico por la enah. Maestro en antropología biológica por la Universidad del Sur de Illinois en Carbondale. Maestro y candidato a doctor en arqueología y contexto social por la Universidad de Indiana en Bloomington. Se ha especializado en el estudio de la bioarqueología oaxaqueña.
Martínez Tuñón, Antonio, Ricardo Higelin Ponce de León, “Colectividad funeraria de una tumba en San Miguel Albarradas, Oaxaca”, Arqueología Mexicana núm. 132, pp. 60-63.
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