Regresar al futuro
Mucho se ha escrito sobre el orgullo que los habitantes de la Nueva España –fueran peninsulares, criollos, mestizos o indígenas– sentían en el ocaso del periodo colonial por los vestigios materiales del pasado mesoamericano. Eran para ellos evidencias incuestionables de la existencia de sociedades civilizadas en el Nuevo Mundo con antelación a la llegada de los europeos y, para algunos, de la consecuente proeza que había significado su conquista por parte de las huestes de Cortés. Esa multivalente admiración por el rico legado arqueológico de tiempos prehispánicos se expresó entonces por muy diversas vías y una de ellas, de carácter inusitado, fue la de la arquitectura. Por ello, quisiéramos dedicar las últimas páginas del presente estudio al análisis de una edificación historicista a todas luces revolucionaria en su concepción: la Casa Episcopal de la ciudad de Oaxaca. Ubicada en el número 709 de la Avenida Independencia, justo en el costado septentrional de la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, es conocida hoy bajo el aséptico nombre de Palacio Federal. Fue ocupada a lo largo de las centurias no sólo como residencia de los muy poderosos obispos de Antequera, sino también como fundición de cañones, oficina telegráfica y postal, centro escolar, imprenta estatal, salón de sesiones del ayuntamiento y, en la actualidad, como sede burocrática compartida por la PROFEPA, la CONANP, el INAPAM, la SEDATU y el INM.
Vista desde el exterior, la Casa Episcopal de Oaxaca posee una sugestiva y vetusta portada de estilo toscano rústico, fabricada con piedras suaves, tanto blanquecinas como verdosas claras. Dichas tonalidades contrastan notoriamente con las de las duras y bien conservadas piedras rojizas que se emplearon posteriormente en el resto de la fachada, en cuya planta baja se reprodujo de manera ostensible ¡la arquitectura zapoteca de Mitla! En efecto, esta sección inferior emula rítmicamente el talud y el triple tablero de “doble escapulario” del Palacio de las Columnas, uno de los edificios más refinados de la historia del arte precolombino. De acuerdo con especialistas como Manuel Toussaint, Jorge Guerra y Juan Antonio Siller, tal revival resulta de una de tantas modificaciones que sufrió la Casa Episcopal a lo largo de su accidentado devenir constructivo y puede ser fechado para la segunda mitad del siglo XIX o la primera del XX.
Imágenes: Arriba: Alzado del Palacio de las Columnas, Mitla, dibujado por De Martín en 1803 y grabado por Bouquet en París. Es uno de los dibujos trazados en Oaxaca y grabados en Europa. Foto: Humboldt, Vues des cordillères (1810). Abajo: Fachada de la Casa Episcopal, Oaxaca (ca. 1802-1803). Foto: Mosaico fotográfico de Michelle de Anda (2021).
Leonardo López Luján. Doctor en arqueología por la Universidad de París Nanterre y director del Proyecto Templo Mayor del INAH. Miembro de El Colegio Nacional.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
López Luján, Leonardo, “Ocaso del periodo colonial. Arquitectura neozapoteca (1802-1803)”, Arqueología Mexicana, Edición especial, núm. 99, pp. 78-85.