Desde hace algún tiempo ha existido el debate, entre diversos especialistas dedicados a la religión mesoamericana, si debemos llamar o reconocer como “dragones” a las elaboradas representaciones serpentinas que aparecen en pinturas, cerámica o escultura cuyos rasgos icónicos son difíciles de congeniar con alguna especie de víbora en particular. Como la palabra “dragón” nos remite inmediatamente a las figuras fantásticas de la literatura europea o, incluso, a las imágenes del Lejano Oriente, su aplicación al entorno mítico mesoamericano ha provocado cierto rechazo por parte de los estudios.
Para Miguel Rivera Dorado, los tradicionales dragones europeos u orientales se componen de elementos que provienen de felinos, aves y peces. Por su parte, Mercedes de la Garza señala que, dentro de la cosmología maya, existe un ser que representa el nivel celeste al que se le ha denominado “dragón”, debido a su semejanza con otra entidad mítica que aparece en diversas religiones del mundo y que se define como una serpiente revestida con las características de otros animales, principalmente de las aves. La misma autora precisa que el sustantivo latino dráco, serpiente, proviene del verbo dercomai, “ver”, acción que señala la intensidad de la mirada fija y paralizante de la serpiente.
Desde luego, en Mesoamérica existe un amplio repertorio de palabras indígenas relacionadas con reptiles y, obviamente, con serpientes, por lo que a través de las fuentes se puede reconstruir una posible clasificación. Si bien, drakōn y dráco pueden equipararse en su origen a las palabras cóatl y coo, “serpiente” (en náhuatl y mixteco), el término actual de dragón ya refiere a una criatura fabulosa que sólo mantiene cierta apariencia de serpiente, pues se halla enriquecida con las más diversas formas tomadas de otros animales. Estudiar el simbolismo del dragón nos llevaría a un análisis profundo de este ser mítico cargado de valores positivos o negativos de acuerdo con la cultura que lo haya creado.
Tomado de Manuel A. Hermann Lejarazu, "¿Dragones en Mesoamérica?", Arqueología Mexicana, edición especial, núm. 121, pp. 56-61.