El ADN antiguo y los guajolotes mexicanos

Por: Aurelie Manin

El estudio de la diversidad biológica y del proceso de domesticación de los guajolotes mexicanos debe mucho al estudio de su ADN antiguo. La investigación permite diferenciar al menos dos fuentes distintas de domesticación, una en Estados Unidos y la otra en México, así como la translocación del guajolote fuera de su ámbito natural.

México cuenta con dos especies silvestres de guajolotes o pavos: el guajolote norteño (Meleagris gallopavo), que se distribuye desde el noreste de Estados Unidos hasta el centro de México, y el pavo ocelado (Meleagris ocellata), que vive en la península de Yucatán (fig. 1). Aunque el color de su plumaje sea muy diferente, sus esqueletos son muy similares, por lo que resulta difícil discernir las especies a partir de sus huesos.

De la misma manera, existen seis subespecies de guajolote norteño que tampoco poseen diferencias osteológicas. Por estas razones, el ADN ha sido esencial en el entendimiento de la distribución de las poblaciones en el pasado y de su interacción con las sociedades humanas. En el inicio del estudio del ADN antiguo (ADNA) de los pavos hubo estudios sobre las poblaciones modernas que permitieron disponer de una base de referencia de las variaciones genéticas que existen entre las especies y las subespecies.

Estos trabajos se basaron en la región de control del ADN mitocondrial, también conocida como asa de desdoblamiento (abreviada D-Loop en inglés). Es una región que no codifica ningún gen, lo cual le hace menos sensible a la selección natural y le permite acumular más variación. Existen, por tanto, tres regiones hipervariables dentro de la D-Loop que nos permiten trazar las trayectorias evolutivas precisas de los individuos. La reconstrucción de árboles filogenéticos del ADN mitocondrial permite individualizar diferentes lados que agrupan los animales más cercanos desde el punto de vista de su genoma mitocondrial.

El primer estudio de ADNA en guajolotes se realizó para establecer el origen del guajolote doméstico en el norte de México y el suroeste de Estados Unidos, una región conocida como Oasisamérica. Basándose en el estudio osteológico de los guajolotes, la arqueozoóloga McKusick propuso en la década de 1980 que los primeros pavos explotados en la región fueron pequeños individuos, los Small Indian Domestic guajolotes, introducidos desde Mesoamérica, desde la costa del Golfo de México, al principio de nuestra era.

Estudios de ADNA y moderno indican que la subespecie del guajolote mexicano es la más cercana a los guajolotes encontrados en sitios arqueológicos prehispánicos, así como los guajolotes criados actualmente a través del mundo.

En la portada de este artículo vemos una representación de un pavo ocelado del Códice Madrid, p. 37. Foto: BNAH.

Tomado de: Aurelie Manin (2025) El ADN antiguo y los guajolotes mexicanos, Arqueología mexicana, edición regular 190, pp. 62-66.