El águila real en Teotihuacan. Portadora del Sol
Las comunidades nahuas del Centro de México se refieren al amanecer como cuauhtlehuánitl (águila en ascenso) y al atardecer como cuauhtémoc (águila en descenso). Para ellas, la elíptica traza el vuelo de esta ave de rapiña que carga el Sol radiante a través del cielo.
Las águilas reales fueron los predadores que dominaron el mundo superior de los mesoamericanos; se usaron como parte de la parafernalia militar, ritual y de Estado para connotar fuerza, valentía y poder. Entre los mexicas, los guerreros águila y tigre ocuparon el más alto grado militar. Las descripciones históricas del famoso “zoológico” de Moctezuma destacan la presencia de las águilas reales entre otros predadores secundarios que se mostraban como emblemas del poderío imperial mexica.
En este artículo nos aventuramos por los túneles arqueológicos de las pirámides de Teotihuacan para rastrear el origen del manejo del ave y el simbolismo del águila en esta ciudad legendaria, ocupada un milenio antes del apogeo de los mexicas. Se describirán dos contextos: la Pirámide de la Luna de Teotihuacan, lugar donde se excavó el mayor sacrificio de águilas, y la Pirámide del Sol, donde un ave de rapiña fue el único sacrificio ofrendado en un rico depósito de consagración.
Pirámide de la Luna
Las águilas reales se encuentran entre los animales más abundantes en los sacrificios de la Pirámide de la Luna, con pumas, jaguares, lobos y serpientes de cascabel. Las águilas fueron colocadas en los puntos cardinales e intercardinales, y sus números (9 y 18 en los entierros 2 y 6, respectivamente) son significativos en el sistema calendárico mesoamericano.
De las 27 águilas en total, 18 estaban atadas, lo cual implica que se enterraron vivas. Hubo una tendencia a colocar a las aves macho en el este (7 de los 10 machos) y las hembras en el oeste (11 de 12). Esta distribución indica un amplio conocimiento biológico y una observación directa de las aves vivas.
Imagen: Los animales de los entierros 6 y 2 de la Pirámide de la Luna, Teotihuacan. Cabe resaltar la distribución masculinafemenina de los elementos en el Entierro 6, cuya orientación está relacionada con los puntos cardinales. Ilustración: Nawa Sugiyama.
Nawa Sugiyama. Profesora asistente del Departamento de Antropología de la Universidad de California, sede Riverside. Se especializa en zooarqueología y en química isotópica de huesos, ha analizado el uso ritual de la fauna en Teotihuacan, Copán y varios sitios de Panamá. Codirectora del Proyecto del Complejo de la Plaza de las Columnas.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Sugiyama, Nawa, “El águila real en Teotihuacan. Portadora del Sol”, Arqueología Mexicana, núm. 182, pp. 34-39.